sábado, 5 de noviembre de 2016

¿POR QUÉ SE CREMABA AL REY PURÉPECHA?


Publicado el Miércoles, 7 septiembre 2016 | por Agencia Tzacapu

El grupo tarasco o purépecha se localiza en el estado de Michoacán, en un área que abarca la Meseta Tarasca, el lago de Pátzcuaro, la Ciénaga de Zacapu y la Cañada. Se trata en su mayoría de campesinos-artesanos con determinadas formas de organización y estructuras sociales que reflejan su vida económica, política, religiosa, así como su particular sistema de valores.
Para hablar de la muerte y los muertos entre los tarascas es necesario hacer un breve análisis sobre la concepción de estos fenómenos y las diferentes manifestaciones que han tenido en el desarrollo histórico de este pueblo.
Para los antiguos tarascos o purépechas, la vida alcanzaba su fin con la muerte. En lengua purépecha, morirse se dice uirucumani, literalmente “yacer con Uhcumo” o “yacer en silencio”. Concebían el universo en tres partes: la primera, Avándaro, correspondía al firmamento; la segunda, Echerendo, se encontraba en la tierra, y la tercera , Cumiehchúcuaro, pertenecía a la región de los muertos, localizada debajo de la tierra.
Cada región estaba habitada por diferentes dioses: en el firmamento los dioses estaban representados por los astros y las aves, y en las dos restantes, los dioses terrestres y de la muerte tenían apariencia de hombres y animales.
La deidad más importante era el fuego, Curicaueri, de ahí que toda la vida religiosa girara en torno a las hogueras. En ellas se quemaba todo tipo de ofrendas y salía el humo que subía a los cielos, humo que era el contacto entre los seres humanos y la divinidad.

El cazonci era el supremo sacerdote y el representante de dios en la Tierra; por ello su cadáver merecía el honor de ser quemado como ofrenda máxima al fuego y, probablemente, también para reincorporado a su calidad de ser omnipotente.
Tomado de Dora Sierra Carrillo, “La muerte entre los tarascos”, Arqueología Mexicana, núm. 58, pp. 62-69.

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