Posclásico Temprano
(900-1200 d.C.)
Entre 900 y 1200 d.C. se
dieron migraciones de todo tipo, una tras otra.
Ésta es otra de las características del Posclásico Temprano, quizá la más
notoria. En el Centro de México parecen estar relacionadas con el militarismo
exacerbado del periodo y, al igual que este último, son un fenómeno presente en
el México antiguo desde épocas remotas: existe abundante información de
desplazamientos masivos desde la época de la colonización de América por
migrantes asiáticos. Sin embargo, parece ser la primera vez que las migraciones
se presentan como un fenómeno de resistencia y de creación de nuevas
condiciones de vida.
Los relatos que nos han llegado sobre estas
migraciones son, en esencia, crónicas destinadas a validar reclamos
territoriales y a legitimar el poder de gobernantes por asociación con antiguos
linajes, o por referencia a dioses, o a personajes que se confunden con dioses.
Todas tienen en común un punto de origen mítico y son presentadas como
verdaderas peregrinaciones alentadas por líderes que interpretan la voluntad de
los dioses. Muchas de ellas consignan el nombre de Tollan o Tamoanchan como
escala en el itinerario o punto de partida; algunas son planteadas como retorno
al punto del cual salieron en un principio. Se trata de acontecimientos
históricos presentados en una matriz de mito y, como tales, no pueden
entenderse sino en el contexto de la sociedad a la que hacen referencia y la
sociedad que los produce.
La Historia Tolteca-Chichimeca da cuenta de varios
de estos movimientos poblacionales, todos asociados a la “caída de Tula”,
fechada a mediados del siglo XII. En general, se trató de desplazamientos
cortos; continuos y más bien erráticos; lo relativamente ilógico del itinerario
obliga a considerar al documento -al igual que, por ejemplo, el Chilam Balamde
Chumayel a propósito de los desplazamientos de los itzaes por el norte de
Yucatán- como una declaración de derechos sobre poblados y no como un texto
estrictamente histórico. A esta misma época pertenecería el desplazamiento de
los chichimecas de Xólotl, quienes terminaron por acomodarse en la Cuenca de
México y fundaron Tenayuca, Coatlinchan y Texcoco, en ese orden. A ella también
pertenece el inicio del peregrinar de los mexicas a partir de un mítico Aztlan,
y de muchos otros pueblos.
Tomado de Enrique Nalda, “Tiempo mesoamericano VII.
Posclásico Temprano (900-1200 d.C.)”, Arqueología Mexicana, núm. 49, pp. 20-29
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