El 20 de junio de 1539, Mateos, un pintor
indígena de la ciudad de México, denuncia con cargos de idolatría a Miguel Tlaylótlac (Pochtecatlaylótlac). Se le acusa
de ser el custodio de la imagen de Huitzilopochtli, deidad patrona de los
mexicas. Y aquí comienzan las averiguaciones de la Inquisición. Fue en ¿1524?
cuando se menciona que Hoquicin (Oquitzin), tlatoani de Azcapotzalco-
Mexicapan, y Tlilacin (Tlilatzin), “gran principal” –aquí representados en la
parte superior izquierda, junto con otros dos personajes secundarios llamados
Naueca (¿Nahui Ehecatl?) y Maçatl (Mázatl)–, poseían el bulto de
Huitzilopochtli. Los dos primeros le encargan a Tlatólatl teopixqui (abajo a la
izquierda) que guarde el bulto, probablemente porque en ese año fueron
obligados a viajar a las Hibueras (Honduras) con Hernán Cortés. Aquí los
testimonios de los testigos no son claros respecto al número de imágenes que
estaban siendo resguardadas. Además del bulto del numen tribal de los mexicas,
en la pintura aparecen otros cuatro, con sus respectivas identificaciones a
través de breves textos. De esta forma tenemos, de izquierda a derecha a
Uiçilopochtli (Huitzilopochtli), Ciuacohua (Cihuacóatl), Telpochtli,
Tlatlauhqui Tezcatlipoca y Tepehua. A este último parecen pertenecerle una
serie de objetos rituales que se adjuntan: ¿un depósito acuático en forma de
cerro ilustrado al revés?, una cabeza de ave, ¿un colgante compuesto de bandas
de tela?, un cohuatopilli (bastón de serpiente ondulante), como se especifica
en la glosa, posiblemente asociado a deidades pluviales, y una especie de
estandarte compuesto de plumones (íhuitl) sostenidos con un mástil. Hacia el
lado derecho, en la parte superior, se agregaron cuatro personajes:
Tlacochcálcatl Nanauhacaci (Nanahuatzin), Ixcuecueci Tollan tlatohuani
(Ixcuecuetzin Tula tlatoani). Ambos muestran los ojos cerrados y vírgulas de la
palabra. Unidos a ellos, en la parte inferior, se encuentran Coyoci (Coyotzin)
y Canáhuatl, dos mensajeros enviados a Azcapotzalco-Mexicapan para recoger los
bultos, según la versión de uno de los testigos. En la parte inferior aparece
Pochteca-tlaylótlac (de nombre Miguel), el principal acusado ante la
Inquisición. A pesar de haber sido atormentado no confesó haber tenido los
bultos en su posesión. Es posible que para este tiempo las reliquias habían
sido transportadas a Tula, a donde las llevaron ciertos “profetas”.
IMAGEN: Pintura de la búsqueda de los bultos de los
dioses. Juicio inquistorial (1539-1540).
Digitalización: AGN
Tomado de Xavier Noguez, “Pintura de la búsqueda de
los bultos de los dioses. Juicio inquisitorial (1539-1540)”, Arqueología
Mexicana, núm. 141, pp. 12-13.
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