Clásico Temprano (150/200-600 d. C.)
Esta gran ciudad dominaba la Cuenca de México
hacia el año 150 d. C., cuando Cuicuilco, centro
fundado con anterioridad en la zona sur de la cuenca, resultó afectado por la
lava del volcán Xitle y ya no era un rival de consideración. Ya en 100 a. C.,
Teotihuacan abarcaba varios kilómetros cuadrados; 50 años más tarde, su
extensión era de 20 km cuadrados, aproximadamente, y su población de alrededor
de 100 000 personas. Los teotihuacanos construyeron un magnífico centro
ceremonial donde se alzaba la gigantesca Pirámide del Sol, junto a la amplia
Calzada de los Muertos, así como otros templos y estructuras
cívico-ceremoniales que abarcaban varios kilómetros. En el extremo norte de la
calzada se encontraba la Pirámide de la Luna, ya de enormes dimensiones, que
posteriormente fue agrandada aún más. En una fecha cercana a 200 d. C. se
construyeron enormes plazas alrededor de la Ciudadela -estructura de 400 m por
lado-, dentro de la cual poco después se levantó el Templo de Quetzalcóatl.
Todas estas grandes construcciones cívico-ceremoniales de Teotihuacan habían alcanzado
casi la mitad de su tamaño actual antes de 300 d. C.
Posteriormente, la atención se centró en la
construcción de más de 2 000 complejos residenciales con gruesos muros
exteriores y múltiples subdivisiones internas a manera de habitaciones, donde vivía
la gran mayoría de la población. Algunos complejos albergaban aposentos
espaciosos cuyos muros estaban decorados con frescos en el distintivo estilo
teotihuacano.
Dispersos entre estos complejos había otros bien
construidos, aunque menos espaciosos, para moradores menos opulentos. Sin
embargo, incluso estos lugares sencillos eran sólidos. y pocas personas vivían
en estructuras pequeñas o frágiles, tan comunes en la Cuenca de México en
periodos anteriores y posteriores. En los barrios. normalmente se mezclaban
residentes de alta y baja jerarquía social. Estos grandes complejos
residenciales son una de las características más distintivas de la sociedad
teotihuacana, y quizá el Estado intervino en su planeación y construcción.
Los
muros exteriores se apegan a la dirección norte-sur y estee-oeste, común en los
templos teotihuacanos, pero la distribución interior presenta grandes
variaciones.
Tomado de George L. Cowgill, “ Tiempo Mesoamericano
V. Clásico Temprano (150/200-600 d. C.)”, Arqueología Mexicana, núm. 47, pp.
20-27.
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