Sofía Martínez del Campo Lanz
Se abordan aquí 51 máscaras
del Museo Nacional de Antropología y 29 de Teotihuacan analizadas a principios
de 2012 como parte del proyecto “Las máscaras de piedra de Teotihuacan, México:
Contextos arqueológicos, históricos y sociales”. Durante el estudio se recurrió
a la información contenida en los objetos para determinar su estado de conservación,
características antropométricas, materiales constitutivos, técnicas de
manufactura y, en la medida de lo posible, historiografía y significado.
Para los arqueólogos y otros
especialistas, los artefactos de uso ceremonial recuperados en contexto arqueológico
constituyen una fuente importante de información, y permiten acceder al
conocimiento de las sociedades que los crearon mediante la identificación del
origen de sus materiales constitutivos, las huellas derivadas de la técnica de
manufactura, el estilo, la temporalidad y los elementos simbólicos.
Algunos objetos, lejos de ser
desechados al terminar su vida útil o la función para la que fueron destinados
en primera instancia, eran recuperados y se seguían usando, ya sea en el mismo
contexto sistémico de su creación, o en otro, al que se vieron incorporados
posteriormente. De esta forma, los artefactos reutilizados pasaban a formar
parte de los bienes de un nuevo usuario, conservando sus características
originales, o bien experimentando alteraciones en su forma física y en su
significado simbólico (Schiffer, 1972; Rathje et
al., 1982). Éste es el caso de un gran número de máscaras estilo
teotihuacano elaboradas con piedras verdes y otras rocas de diversas
tonalidades, que en ocasiones fueron reutilizadas en la época prehispánica para
darles un uso distinto, y en otras fueron destruidas por motivos religiosos,
políticos y sociales; a partir del siglo XIX, fueron extraídas de su contexto
arqueológico y no se guardó registro alguno, razón por la cual se desconoce la
procedencia de un gran número de ellas, que en la actualidad se encuentran en
museos y colecciones privadas, tanto en México como en el extranjero (Scott y
Robb, comunicación personal, 2012).
Entre las 51 máscaras del Museo
Nacional de Antropología y las 29 de la zona arqueológica de Teotihuacan
analizadas a principios de 2012 como parte del proyecto “Las máscaras de piedra
de Teotihuacan, México: Contextos arqueológicos, históricos y sociales”, sólo
se conoce el contexto de cerca de 25%. Los especialistas en diversas
disciplinas que participamos en el estudio, nos remitimos entonces a la
información contenida en los objetos para determinar su estado de conservación,
características antropométricas, materiales constitutivos, técnicas de manufactura
y, en la medida de lo posible, historiografía y significado.
Martínez del Campo Lanz, Sofía, “Los
rostros de piedra estilo teotihuacano”, Arqueología
Mexicana, núm. 123, pp. 22-28.
• Sofía Martínez del Campo Lanz.
Restauradora por la ENCRYM, especialista en restauración e investigación de
máscaras y ajuares funerarios prehispánicos. Durante los últimos ocho años ha
sido coordinadora del “Proyecto máscaras funerarias” del INAH. Se dedica a la
investigación y consultoría en temas de conservación.
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