LOS PETROGLIFOS Y EL DIOS SOLAR EN EL OCCIDENTE
A lo largo de más de 30 años de investigaciones
arqueológicas en el Occidente de México, he llegado a la conclusión de que hay
evidencia arqueológica de ritos de renovación ligados a la transición entre las
temporadas seca y lluviosa desde la llegada de los primeros agricultores,
alrededor de 1000 a. c., hasta la época colonial.
Según mi análisis, la actividad de grabar
petroglifos fue muy importante en ritos de renovación dedicados a conseguir las lluvias del dios solar. En Jalisco,
la costumbre de grabar petroglifos probablemente comenzó alrededor de 300 a.
c., aunque posiblemente tuvo raíces en el simbolismo solar de la cultura
arqueológica Capacha (1200-300 a. C.). En algunas partes el acto de grabar
petroglifos parece haber persistido más allá de la conquista española. De mis
investigaciones en Jalisco, en más de 500 piedras con más de 12 000
petroglifos, así como en una pintura rupestre con alrededor de 200 diseños, he
llegado a calcular que aproximadamente 98% de estos petroglifos están asociados
a ritos de renovación relacionados con tres fenómenos: el Sol, el agua y la
fertilidad. La mayoría de los petroglifos parecen ser manifestaciones físicas
de oraciones ofrecidas al dios solar para obtener lluvia, de manera semejante a
los "milagritos" que algunos cristianos colocan hoy en día en las
iglesias católicas para pedir la curación de alguna enfermedad u otros favores
.
Los petroglifos más comunes representan al dios
solar: su cara, su ojo o su cuerpo entero de manera antropomorfa. Éste es el
dios que en la religión de los huicholes controla las lluvias. La manera más
sencilla de representar al Sol (su cara, ojo o cuerpo) es mediante la grabación
de una pequeña cavidad o “pocito”. Algo semejante ocurre en la religión
cristiana al representar a Cristo solamente mediante una cruz. El Sol también
se representa, al igual que Cristo, en formas más elaboradas, agregando
círculos concéntricos, una espiral o rayos al pocito, así como en forma
antropomorfa o como un animal tal vez mítico.
Tomado de Joseph B. Mountjoy, “Ritos de renovación
en los petroglifos de Jalisco”, Arqueología Mexicana, núm. 47, pp. 56-63.
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