Se ha pensado a veces que con la toma de
Tenochtitlan se consumó la conquista de México. Ello, sin embargo, no fue así.
La mayor parte de Mesoamérica, asombrada, se mantenía en acecho. Es cierto que
muy pronto, enviados por Cortés, varios capitanes sometieron a los principales
señoríos de Oaxaca, Chiapas y Guatemala, así como a otros en las costas del
Golfo de México y también en Michoacán y Colima.
A pesar de esos sojuzgamientos, los
indígenas mantenían sus creencias y sus ritos y en varios momentos se
confabularon para sacudir el yugo. Sólo recordaré lo que fue la gran rebelión
que se conoce como Guerra del Mixtón en 1540 y el año siguiente, en tierras de
Nayarit, Jalisco y Zacatecas. En tan grande aprieto puso ella a los españoles,
que el virrey Antonio de Mendoza, para sofocarla a sangre y fuego, tuvo que
marchar al frente de uno de los ejércitos más grandes que se han visto en
México. Los conquistadores se propusieron adueñarse no sólo de las tierras y
los cuerpos de los vencidos, puestos en encomiendas y corregimientos para
obtener su trabajo y tributos; también pretendieron adueñarse de sus almas por
medio de su conversión al cristianismo. En esto, como lo escribió fray
Bemardino de Sahagún hacia 1585, se tuvo éxito muy limitado. "Esta Iglesia
nueva -escribió él- quedó fundada sobre falso" . Numerosos testimonios dan
cuenta de ello en los legajos de la Inquisición. Allí se habla de indios
idólatras, relapsos y que siguen practicando sus sacrificios al Demonio. Cabe
recordar también los conjuros en náhuatl que, ya en el siglo XVII, recogió el
bachiller Hemando Ruiz de Alarcón en lugares de lo que hoyes Guerrero. Largo,
muy largo es el elenco de los informes sobre pervivencias idolátricas y también
acerca de las varias rebeliones, conocidas algunas como "guerras de
castas".
¿Debemos sostener por esto que Mesoamérica sólo en
apariencia o en parte fue conquistada, comprendiendo en ello el aspecto
espiritual? Desde luego que la presencia hispánica y del cristianismo son
innegables. que hasta hoy perduran numerosos elementos de la cultura
mesoamericana, no sólo entre los más de diez millones de indígenas
sobrevivientes, sino también en grandes sectores de la población de México.
Ésta es hoy mestiza en su mayoría, sin que ello signifique una inevitable
asimilación de los pueblos indígenas.
Tomado de Miguel León-Portilla, “La conquista de
México. Tiempo mesoamericano IX”, Arqueología Mexicana, núm. 51, pp. 20-27.
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