jueves, 17 de noviembre de 2016

DESPUÉS DE LA CONQUISTA, MESOAMÉRICA PERVIVE



Se ha pensado a veces que con la toma de Tenochtitlan se consumó la conquista de México. Ello, sin embargo, no fue así. La mayor parte de Mesoamérica, asombrada, se mantenía en acecho. Es cierto que muy pronto, enviados por Cortés, varios capitanes sometieron a los principales señoríos de Oaxaca, Chiapas y Guatemala, así como a otros en las costas del Golfo de México y también en Michoacán y Colima.


A pesar de esos sojuzgamientos, los indígenas mantenían sus creencias y sus ritos y en varios momentos se confabularon para sacudir el yugo. Sólo recordaré lo que fue la gran rebelión que se conoce como Guerra del Mixtón en 1540 y el año siguiente, en tierras de Nayarit, Jalisco y Zacatecas. En tan grande aprieto puso ella a los españoles, que el virrey Antonio de Mendoza, para sofocarla a sangre y fuego, tuvo que marchar al frente de uno de los ejércitos más grandes que se han visto en México. Los conquistadores se propusieron adueñarse no sólo de las tierras y los cuerpos de los vencidos, puestos en encomiendas y corregimientos para obtener su trabajo y tributos; también pretendieron adueñarse de sus almas por medio de su conversión al cristianismo. En esto, como lo escribió fray Bemardino de Sahagún hacia 1585, se tuvo éxito muy limitado. "Esta Iglesia nueva -escribió él- quedó fundada sobre falso" . Numerosos testimonios dan cuenta de ello en los legajos de la Inquisición. Allí se habla de indios idólatras, relapsos y que siguen practicando sus sacrificios al Demonio. Cabe recordar también los conjuros en náhuatl que, ya en el siglo XVII, recogió el bachiller Hemando Ruiz de Alarcón en lugares de lo que hoyes Guerrero. Largo, muy largo es el elenco de los informes sobre pervivencias idolátricas y también acerca de las varias rebeliones, conocidas algunas como "guerras de castas". 

¿Debemos sostener por esto que Mesoamérica sólo en apariencia o en parte fue conquistada, comprendiendo en ello el aspecto espiritual? Desde luego que la presencia hispánica y del cristianismo son innegables. que hasta hoy perduran numerosos elementos de la cultura mesoamericana, no sólo entre los más de diez millones de indígenas sobrevivientes, sino también en grandes sectores de la población de México. Ésta es hoy mestiza en su mayoría, sin que ello signifique una inevitable asimilación de los pueblos indígenas.

Tomado de Miguel León-Portilla, “La conquista de México. Tiempo mesoamericano IX”, Arqueología Mexicana, núm. 51, pp. 20-27.

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