Arnd Adje Both
Aunque en Mesoamérica, la
música y los sonidos rituales tenían una gran importancia, su reconstrucción
apenas está en proceso. Si bien la historia del mundo sonoro prehispánico aún
no está escrita, sabemos que ese mundo estaba muy desarrollado y que en él
subyacían conceptos mágico-religiosos.
En Mesoamérica florecieron culturas
musicales multifacéticas. Tanto los sonidos del ambiente natural como la música
instrumental y vocal estaban estrechamente relacionados con los conceptos
religiosos. Mientras el origen de los instrumentos musicales tenía raíces
mitológicas, el sonido de los instrumentos más sagrados se entendía como la voz
de los dioses. Al ser considerados recipientes divinos, los instrumentos fueron
tratados con gran respeto, y hasta se les dedicaron templos y altares en donde
se les adoraba al lado de estatuas de los dioses de la música y la danza.
La investigación de las culturas
musicales prehispánicas en Mesoamérica se basa en el estudio de una gran
cantidad de artefactos sonoros y de representaciones en las artes, que
manifiestan un empleo ritual de la música y la danza. Las fuentes escritas de
la época colonial temprana proporcionan informaciones reveladoras. Además, se
realizan comparaciones con la música y las danzas de grupos étnicos
contemporáneos, en las cuales aún sobreviven elementos prehispánicos con gran
profundidad histórica.
La historia de la música en
Mesoamérica
Arcaico (antes de 2500 a.C.). Los orígenes de la música en
Mesoamérica se pierden en la oscuridad de la historia. Sin embargo, es probable
que con los primeros pobladores del continente llegaran las flautas de hueso
que en el Viejo Mundo ya eran conocidas durante el Paleolítico Superior
(40000-10000 a.C.). En el grupo de instrumentos musicales prehistóricos
manufacturados por los cazadores-recolectores alrededor de 10000 a.C. se
encuentran los silbatos de hueso con una perforación, que producen sonidos de
animales. La imitación de sonidos naturales constituía un remedio eficaz y era
un medio mágico de comunicación. La imitación de sonidos de animales para la
cacería mostró que se podía influir en el ambiente natural por medio del
sonido. Probablemente, la evocación ritual de la lluvia por medio de sonajas se
originó sobre la base de esta observación.
Con la fabricación de instrumentos
que producían sonidos no existentes en la naturaleza, se fortaleció la idea de
que los sonidos artificiales estaban asociados a ideas religiosas. Entre los
primeros instrumentos de Mesoamérica a los que se daba este uso se encuentran
los raspadores de hueso, los caparazones de tortuga y los sartales de concha.
Es probable que estos instrumentos se utilizaran en actividades rituales, en
las cuales los sonidos, el ritmo y el movimiento desempeñaban un papel
importante para entrar en contacto con el mundo espiritual.
Preclásico (2500 a.C.-150 d.C.). Gran
parte del instrumental musical prehispánico se conformó paralelamente a la
construcción de los primeros centros ceremoniales. De manera simultánea al
desarrollo de la cerámica, se fabricaron silbatos y flautas con pequeños
orificios, lo que indica que ya se conocían instrumentos similares hechos con
materiales vegetales en épocas anteriores. Entre los hallazgos funerarios de
Tlatilco, estado de México, se encuentran trompetas de caracol, lo que indica
que había amplias redes de comercio. Al tratarse de instrumentos para llamar,
cuyo sonido vibrante se escuchaba a largas distancias, tenían una gran
importancia en el culto. Las figurillas de Tlatilco representan músicos con
sonajas, tambores y flautas, lo que muestra la complejidad de las actividades
musicales durante el Preclásico Medio (1200-300 a.C.). Los vasos silbadores
pertenecen al grupo de los fascinantes instrumentos de Tlatilco. Rellenadas con
agua, estas vasijas sonaban sólo con el movimiento sin que hubiera necesidad de
soplarles, por lo cual se les atribuía una función ritual. La fabricación de
flautas en forma de aves, felinos, culebras y otros animales también sugiere un
uso ritual, ya que frecuentemente éstos eran considerados como manifestaciones
de seres divinos.
Both, Arnd Adje, “La música prehispánica. Sonidos
rituales a lo largo de la historia”, Arqueología Mexicana, Núm. 94, pp.
28-37.
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