lunes, 21 de noviembre de 2016

Huitzilopochtli pelea contra sus hermanos para salvar a la tierra Coatlicue su madre


La luna decidió atacar a la tierra. “En la mitologia Mexica, Coyolxauhqui (la luna), era la hija de Coatlicue (la tierra)y la líder de los Centzon Huitznahuas (las estrellas)” guiada por la furia pues su madre había sido fecundada por un puñado de plumas que había guardado entre su vientre y su vestimenta. Los 400 hijos surianos de la tierra se apresuraron comandados por Coyolxauhqui a asesinar a su madre, a todos dió muerte Huitzilopochtli para defender a su madre “arrojó la cabeza de Coyolxauhqui al cielo” y por eso podemos ver la luna todas las noches.
HUITZILOPOCHTLI PELEÓ CON SU HERMOSA HERMANA COYOLXAUHQUI POR SALVAR A LA TIERRA SU MADRE


“…Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a
Cuahuitlícac:
“Mira bien por dónde vienen”.
En seguida le contestó Cuahuitlícac:
“Vienen ya por la cuesta de la montaña”
Y todavía una vez más le dijo
Huitzilopochtli:
“Mira bien por dónde vienen”
Entonces le dijo Cuahuitlícac:
“Ya están en la cumbre, ya llegan,
los viene guiando Coyolxauhqui”
En ese momento nació Huitzilopochtli,
se vistió sus atavíos,
su escudo de plumas de águila,
sus dardos, su lanzadardos azul.
el llamado lanzadardos de turquesa.
Se pintó su rostro
con franjas diagonales,
con el color llamado “pintura de niño”
Sobre su cabeza colocó plumas finas,
se puso sus orejeras.
Y uno de sus pies, el izquierdo, era
enjuto,
llevaba una sandalia cubierta de plumas,
y sus dos piernas y sus dos brazos,
los llevaba pintados de azul.
Y el llamado Tochancalqui
puso fuego a la serpiente hecha de teas
llamada xiuhcóatl,
que obedecía a Huitzilopochtli.
Luego con ella hirió a Coyolxauhqui,
le cortó la cabeza,
la cual vino a quedar abandonada
en la ladera de Coatepec,
montaña de la serpiente.
El cuerpo de Coyolxauhqui
fue rodando hacia abajo,
cayó hecho pedazos,
por diversas partes cayeron sus manos,
sus piernas, su cuerpo.
Entonces Huitzilopochtli se irguió,
persiguió a los 400 surianos,
los fue acosando, los hizo dispersarse
desde la cumbre del Coatepec, la
montaña de la culebra.
Y cuando los había seguido
hasta el pie de la montaña,
los persiguió, los acosó cual conejos,
en torno de la montaña.
Cuatro veces los hizo dar vueltas.
En vano trataban de hacer algo en contra
de él, en vano se revolvían en contra de él
al son de los cascabeles
y hacían golpear sus escudos.
Nada pudieron hacer,
nada pudieron lograr,
con nada pudieron defenderse.
Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó,
los destrozó, los aniquiló, los anonadó.
Y ni entonces los dejó,
continuaba persiguiéndolos.
Pero, ellos mucho le rogaban, le decían:
“¡Basta ya!”
Pero Huitzilopochtli no se contentó con
esto, con fuerza se ensañaba contra ellos.
Los perseguía,
sólo unos cuantos pudieron escapar de
su presencia,
pudieron librarse de sus manos.
Se dirigieron hacia el sur,
porque se dirigieron hacia el sur
se llaman 400 surianos,
los pocos que escaparon
de las manos de Huitzilopochtli.
Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado
muerte,
cuando hubo dado salida a su ira,
les quitó sus atavíos, sus adornos, su
anecúyotl,
se los puso, se los apropió
los incorporó a su destino.
hizo de ellos sus propias insignias.
Y este Huitzilopochtli, según se decía,
era un portento…”

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