Uno de
los propósitos del calendario de 260 días era proporcionar nombres para los
niños. Los zapotecos, mixtecos y mexicas acostumbraban nombrar a los niños
según el día de su nacimiento. Por eso vemos en los textos prehispánicos
nombres como 8 Venado, 5 Flor, 2 Movimiento y 11 Lagarto. El calendario se
utilizó también con el propósito de determinar quién era una buena pareja para
el matrimonio. Según Antonio de Herrera, estudioso del siglo XVI, los hombres y
mujeres mixtecos no podían casarse con alguien que tuviera el mismo número o
nombre de día de nacimiento, por ejemplo, 1 Caña y 1 Viento. Lo ideal era que
el número del día del nombre del esposo fuera mayor que el de la novia. En 1992
se realizó un análisis minucioso de 1661 nombres mixtecos de hombres nobles y
de 951 mujeres nobles. Los nombres, analizados por Robert Whallon, muestran que
se preferían algunos y se evitaban otros. El análisis indica que si un niño
noble mixteco nacía en un día desfavorable, los padres debían esperar otro
favorable para darle ese nombre al niño y mejorar su destino. Fray Bernardino
de Sahagún indica que los mexicas utilizaban el mismo método para asegurar un
futuro venturoso a sus hijos.
Tomado
de Joyce Marcus, “Los calendarios prehispánicos”, Arqueología Mexicana, núm. 41,
pp. 12-19.
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