Alejandro
de Humboldt representa sin duda el paradigma del viajero científico del
siglo XlX. Este sabio alemán, que había viajado a Sudamérica por puro
azar, vino a residir durante un año a la Nueva España, también por
razones muy circunstanciales. Considerado el “padre fundador de la antropología
y la arqueología americanistas”, supo en el escaso tiempo que residió en México
recoger un apreciable cúmulo de información acerca de las antigüedades del
país. Así, en su famoso y monumental libro de 1810, Vues des cordilleres et monuments
des peuples indigènes de l'Amérique, reprodujo dibujos ele algunas de las
más bellas esculturas mayas y aztecas y varios planos de las ruinas de Mitla,
Cholula y Xochicalco. Entre las piezas reproducidas en su libro destaca el
“busto de una sacerdotisa azteca”, que pertenecía a la colección personal de su
amigo Guillermo Dupaix, sin duda el primer viajero-arqueólogo del México decimonónico.
Tomado de José Alcina Franch, “La época de
los viajeros (1804-1880). El registro de las antigüedades”, Arqueología Mexicana,
núm. 54, pp. 18-23
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