lunes, 21 de noviembre de 2016

4 culturas fascinantes que pronto desaparecerán


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Niños y canibalismo

En 2003 se encontraron los restos de un bebé en la zona de Xochimilco, en México DF, zona también conocida por el impulso del cultivo azteca conocido como las chinampas.

El cadáver del pequeño presentaba tonos anaranjados y la cabeza mostraba signos de haber sido eclosionada y hervida en un caldero. Este horripilante dato encaja con la tendencia de los aztecas de sacrificar bebés o niños,especialmente durante el ritual de Atlacaualo, el primero del calendario azteca en el cual, además de extraer el corazón a los niños, se consumía su carne con motivo ceremonial.

Sí: el canibalismo era usual entre los altos mandatarios debido a la falta de animales domesticados en la cultura azteca.

Casos concretos
La importancia de los juegos
Los “Palacios” de Teotihuacan, Estado de México
Tomado de Leonardo López Luján, Guía básica. Teotihuacan, estado de México, Editorial Raíces.

Existen muchos casos diferentes de sacrificio en el antiguo imperio azteca, tal y como documentaron conquistadores como Bernal Díaz del Castillo, horrorizado ante todas esas pequeñas pirámides o viviendas en las que ver hombres colgados y ensangrentados era de lo más habitual.

Algunos de los sacerdotes que ejecutaban el sacrificio arrancaban el corazón y lo levantaba hacia al sol en señal de triunfo para luego rociar con la sangre del mismo los labios de la víctima que lanzaban por las escaleras.

En otro caso, una pareja de recién casados fue lanzada al fuego y, aun con los cuerpos ardiendo, los verdugos procedieron a arrancarles la piel quemada.

Se calcula que 20 mil personas eran sacrrificadas al año en el imperio azteca.

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Promover el juego de pelota era, al igual que para los mayas, un filtro perfecto a la hora de elegir futuros sacrificios.

Estos campos de juego eran construidos en zonas estratégicas de los templos y simbolizaban las puertas al Inframundo, por lo que más que un simple pasatiempo, el mismo simbolizaba un equilibrio entre las fuerzas del universo que, cómo no, debían ser consolidadas con el sacrificio de cuatro personas por partida a las que se decapitaba.

La figura del jugador sin cabeza del que brotan serpientes (símbolo de fertilidad) confirma la creencia de que lo aztecas consideraban los sacrificios de los juegos como símbolo de renovación de las cosechas.

Estos 4 datos sobre los sacrificios de los aztecas confirman la férrea creencia de los mexicas en la ejecución de los súbditos como salvación de su mundo. 

Unos datos horripilantes que, no obstante, contrastan con otros aspectos de la cultura azteca como la esclavitud, la cual era mucho menos limitada que en Occidente, permitiendo al esclavo comprar su propia libertad.

¿Qué te han parecido estos datos?

Para comprender la complejidad de la antigua ciudad es necesario abandonar el área de monumentos –delimitada por el circuito empedrado– y dirigirse a alguno de los mal llamados “palacios”. Casi todos los teotihuacanos vivían en grandes conjuntos de departamentos, como los que hoy día pueden visitarse en La Ventilla, Tetitla, Atetelco y Tepantitla. Se trata de residencias multifamiliares de cal y canto que alojaban entre 20 y 100 individuos. La calidad de sus materiales y el enorme esfuerzo que implicó su erección nos hablan del relativamente elevado bienestar de la población urbana.

En tiempos del máximo esplendor, Teotihuacan contaba con más de 2 000 conjuntos de departamentos, todos de planta rectangular y de un solo nivel y techos planos. 

Desde la calle era prácticamente imposible enterarse de lo que acontecía dentro de los conjuntos de departamentos, pues estaban delimitados por altos paredones en talud, carentes de ventanas y con accesos estrechos. 

Cada departamento está compuesto por cuartos en torno a patios porticados que permitían la entrada de la luz, la captación de agua pluvial y la ventilación. Contaba con sus propias áreas de estancia y reposo, de preparación y consumo de alimentos, de almacenamiento de materias primas y víveres, de trabajo, de culto y enterramiento, y de desecho. Había, además, áreas compartidas por todos los departamentos del conjunto, asociadas generalmente al ritual. Estas áreas comunes constaban de amplios patios con altares centrales y templos piramidales. En algunos conjuntos había áreas específicas para la crianza de animales y otras que quizás eran destinadas a la servidumbre. Estudios recientes hacen suponer que los habitantes de un conjunto no sólo pertenecían a la misma etnia, sino que estaban emparentados entre sí, desempeñaban un oficio común y rendían culto a un mismo dios patrono. 

Si deseas consultar otras entradas asociadas a la visita a la zona arqueológica de Teotihuacan haz clic en la etiqueta Guía a Teotihuacan en la barra inferior.

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