Anáhuac es toda la zona nahua, que comprende el Valle de México,
justo donde se asentaron los pueblos que más tarde se convertirían en las
naciones dominantes de Mesoamérica. Son esas naciones las que aprovecharon los
milenios de conocimientos acumulados por todos los pueblos, y son ellos en
donde donde convergen todas las artes y ciencias conocidas en ese entonces.
Primer
pilar: la alimentación.
Según Fray Bernardino de Sahagún, en su obra “Historia general
de cosas de Nueva España”, estos pueblos tenían una dieta basada principalmente
en vegetales, destacando la trilogía maíz, frijol y chile. Preparaban sus
alimentos asados a las brasas o a la leña (carnes), en comales de barro
(tortillas), hervidos en agua (verduras) o al vapor.
No acostumbraban freír, pues no disponían regularmente de grasas
como mantecas animales o aceites vegetales (y quizá sospechaban de lo poco
saludable que es este método de preparación…).
Disponían de una alimentación muy variada. Según Bernardino de
Sahagún, otro de los alimentos base eran las calabazas (consumiéndose frutos,
flores,semillas, guías y raíces), los chayotes, los jitomates, los aguacates,
los tomates, los chilacayotes, los huauzontles, los nopales y el alga
espirulina, entre otros. El cacao en forma de bebida con chile, era muy
importante en su dieta.
Variadas especies de insectos: hueva de hormiga o escamoles,
chapulines, gusano de maguey, jumiles, numerosos pescados y mariscos, aves:
gallinas, guajolotes, animales: conejos, liebres, venados, tlachichila (especie
de perros pequeños y regordetes), frutas: plátanos, papayas, piñas, chirimoyas,
zapotes, entre otros.
Tenían un refinado paladar y se servían de especias como la
vainilla, la yerba santa y el achiote. Bebían abundante agua y entre sus
bebidas estaba el pulque, el cual era tomado con moderación. Sus endulzantes
eran las mieles de maíz y de abeja y el maguey.
Segundo
pilar: la salud.
Se poseían conocimientos sobre la medicina herbolaria y las
propiedades curativas de las diferentes plantas que aún existen en nuestro
territorio. El uso de infusiones, masajes y el uso de plantas, animales,
insectos y minerales para los remedios ancestrales sigue asombrosamente vivo.
La salud era considerada un equilibrio del organismo y la
enfermedad, la pérdida de este equilibrio. La medicina practicada por los
mexicas era considerada una profesión vulgar llevada a cabo dentro del seno
familiar que se heredaba del padre a los hijos como tradición oral. La sociedad
mexica era teocrática, la artesanía curativa estaba subdividida y se puede
ahora establecer la similitud con las varias especialidades de la profesión
médica moderna.
La cirugía estaba altamente desarrollada, pues se practicaban
trepanaciones. Desde entonces se identificaron las diversas formas de
parálisis: hemiplejías, paraplejias, parálisis avanzada, parálisis agravada, o
parálisis de una manera general.
Los internistas eran los más ilustrados y su farmacopea se
basaba principalmente en el conocimiento de las hierbas. El testimonio náhuatl
más valioso de la medicina es el libro Libelus de Medicinabilus Indorum Herbis
(El Ensayo en las Hierbas Medicinales de los Indios, ahora conocido como Códice
De la Cruz-Badiano), en el que varias de las hierbas ilustradas fueron
empleadas para el tratamiento de la epilepsia.
Con respecto a la epilepsia, se distinguieron dos clases de
crisis, la tónico-clónica generalizada y la mioclónica, también identificaron
el “aura”. Las personas con epilepsia lejos de ser estigmatizadas se
consideraban que tenían ciertas capacidades, entre ellas la de curar, y no
podían ser sacrificados.
Tercer
pilar: la educación.
Para entendernos como civilización, debemos de tomar en cuenta
que en el Anáhuac, durante por lo menos 3000 años, se mantuvo un sistema
escolarizado en el que vivieron nuestros antepasados de generación en
generación de manera ininterrumpida y sistemática y que, ciertamente, ha sido
truncada estos últimos años por la colonización.
En el banco genético de información cultural o memoria genética,
los mexicanos encontramos en la educación una valiosa y poderosa herramienta
para el desarrollo humano. Somos una civilización con una añeja experiencia
educativa como no existe otra en el planeta.
Para el pueblo mexica, la educación representaba un aspecto
fundamental para el desarrollo de cualquier estrato social, aunque para los
herederos del poder la responsabilidad era mayor en el sentido de poder regir
adecuadamente el destino de la sociedad.
El arte de gobernar, la disciplina militar, la lectura de
códices y los tonalamas (libros de los destinos), en los que se leía cuál sería
la suerte y cómo sería la vida y el carácter de cada una de las personas, de
acuerdo al día y número en el que nacían, así como la especialización en el
conocimiento de los astros eran los temas que se trataban en el Calmécac.
Los jóvenes que estudiaban ahí no se podían comportar de manera
indebida, ya que estos recibían sanciones de hasta la pena de muerte.
La importancia de la educación para el pueblo mexica era tal,
que los maestros acudían a los hogares de los niños y jóvenes para invitarlos,
exhortando a los padres a enviar a los hijos varones a la escuela y a las
mujeres a recibir lecciones de la madre en actividades del hogar.
Por otro lado, los Telpochcalli estaban distribuidos en
distintos barrios de la ciudad y principalmente los jóvenes que acudían a estos
recibían una educación bélica y básica encaminada a las labores propias de la
clase media y con la guerra.
Cuarto
pilar: la organización social.
El sistema de organización social de nuestra civilización, fue
otro elemento que permitió el desarrollo de nuestras culturas en todos los
sentidos de la vida, en virtud de que a partir de ello, se accedió al
conocimiento. Tenían claro que la organización política está en íntima relación
con el pensamiento económico, científico y religioso de los pueblos del
Anáhuac.
Otro elemento que nuestros antepasados conservan y promueven
desde hace mucho tiempo en su vida diaria, es el trabajo colectivo, la
convivencia entre ellos y esto ha permitido un mayor desarrollo y alcance en el
conocimiento de la naturaleza, como del universo.
Como ejemplos de esta organización social, actualmente en las
comunidades son: el sistema de cargos, las tierras comunales, el tequio, la
asamblea general del pueblo, el consejo de ancianos, los comités de la iglesia,
del agua potable, de la escuela y las fiestas patronales. Esto es el ejemplo
más claro del sistema de organización de las comunidades.
Hasta la fecha, se sigue desconociendo el sistema de organización social y el régimen jurídico de los antiguos mexicanos y se sigue hablando de “reyes, reinos y princesas prehispánicas”.
Hasta la fecha, se sigue desconociendo el sistema de organización social y el régimen jurídico de los antiguos mexicanos y se sigue hablando de “reyes, reinos y princesas prehispánicas”.
En el momento en que llegaron los españoles, los mexicas tenían
un Estado oligárquico, teocrático y militar, en el que los principales cargos y
órganos de gobierno eran los siguientes:
·
El Huey-Tlatoani o venerado
orador. Era la más alta autoridad política, religiosa, administrativa,
judicial y militar de la organización política de los mexicas. Tenía el mando
supremo de los ejércitos de la Triple Alianza. Al principio era el conjunto del
pueblo quien elegía al soberano; en los últimos años fue designado por cuatro
electores, quienes a su vez eran nombrados por la nobleza.
·
El Tlatocan o Consejo
Supremo. Estaba integrado por miembros de la nobleza o parientes cercanos
del tlatoani. Su función principal consistía en auxiliar al Tlatoani y
asesorarlo en los casos que requirieran especial atención; también desempeñaban
funciones legislativas, administrativas y judiciales.
·
El Cihuacóatl. Estaba subordinado al Huey-Tlatoani. Era jefe de
los sacerdotes de la deidad Cihuacóatl y se encargaba de presentar al tlatoani
en las reuniones del tlatocan, cuando era necesario, y sustituirlo en el
gobierno cuando marchaba a campaña. Era juez supremo en lo militar y en lo judicial;
organizaba las expediciones militares, convocaba al colegio electoral cuando
moría el soberano y desempeñaba temporalmente las funciones de jefe de Estado.
Además, administraba la hacienda pública y percibía los tributos.
La organización social mexica fue en la Mesoamérica cultural una
de las más complejas, y así también lo fue su organización política. Dentro de
la pirámide social, cada individuo realizaba tareas según su estatus como
ciudadano del “imperio”, así también las diferencias en los privilegios eran
notorias.
Las dos clases sociales que dividían la estructura jerárquica
del pueblo Mexica fueron fundamentalmente la de los privilegiados y la gente
del pueblo, es decir los llamados “pillis”, nombre dado a los nobles o
ciudadanos de alta jerarquía, y los “macehuales”, que no eran otros más que la
gente común del pueblo.
Dentro de estos dos grupos se desprendía otro más, dentro de los
pillis estaban los pochtecas, quienes eran mercaderes privilegiados por el
tlatoani; jueces, sacerdotes y recaudadores también estaban dentro de este
grupo, cuya principal función era el gobierno del pueblo.
Dentro de los macehuales se encontraban los campesinos, quienes
realizaban tareas para el beneficio de la comunidad, o para los individuos de
altos puestos como los sacerdotes o el mismo tlatoani.
Existieron
también los mayeques, quienes fueron individuos al servicio de los nobles.
Pertenecían a los pueblos conquistados por los mexicas. Debajo de todo estaban
los esclavos, que fueron lo más bajo de la estructura social mexica, condición
adquirida por cometer delitos o porque simplemente así lo decidían al ponerse
en venta a sí mismos, pudiendo pagar su propia libertad y con la particularidad
de que sus hijos nacían libres, a diferencia del sistema de esclavitud europeo,
donde el esclavo se encontraba en calidad de “cosa” sin voz ni voto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario