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Especialistas del INAH examinaron con técnicas de arqueología experimental y
microscopía 44 piezas de la máscara, las orejeras, la diadema y el collar del
personaje
*** La
manufactura y comparación del ajuar con otros objetos palencanos y de la zona
maya, vincularían a la reina o a los artesanos de su máscara con urbes del
golfo de México
¿Cuál fue el
origen de la Reina Roja? La respuesta a esta interrogante podría estar cerca,
luego de la más reciente investigación hecha a su ajuar mortuorio con técnicas
de microscopía electrónica y arqueología experimental, que permitieron
reconstruir su proceso de elaboración y compararlo con el de otras piezas de lapidaria
prehispánica del área maya.
El
arqueólogo Emiliano Melgar Tísoc, del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH), trabajó a lo largo de 2015 con una muestra de 44 piezas
pertenecientes a la diadema, las orejeras y el collar, elaborados con jadeíta,
así como de la máscara de malaquita del citado personaje de Palenque, Chiapas.
En la investigación se utilizó una cinta de polímero que, combinada con gotas
de acetona de tamaño capilar, permitió elaborar réplicas de los objetos de
mayor importancia, o mejor conservados, en las que se caracterizaron las
huellas de manufactura.
Detalló que
pese a lo frágil que es la malaquita, incluso recién tallada (por lo cual es
inusual encontrarla en arreglos mortuorios), fue posible copiar segmentos
representativos de las 119 incrustaciones de dicho mineral que conforman la
máscara mortuoria.
“Al trabajar
con piezas en negativo -las réplicas en polímero— agilizamos la investigación,
además de que pudimos hacer pruebas en microscopio electrónico y reconstruir
con precisión la secuencia de elaboración que siguieron los artesanos
prehispánicos”, comentó el especialista del Museo del Templo Mayor.
La
arqueóloga Martha Cuevas añadió que las observaciones macroscópicas se
acompañaron de fotografías hechas con un microscopio electrónico de barrido,
cuyas amplificaciones de hasta 1,000 aumentos permitieron identificar la
secuencia, porosidad e incluso las dimensiones en micras de cada línea o
accidente causado por cortes, incisiones, bruñidos u otras marcas de manufactura.
Prueba que nunca se había aplicado en torno a estas reliquias.
Los
resultados de microscopía se cotejaron con estudios que Emiliano Melgar ha
dirigido en otros objetos de lapidaria del área maya, entre ellos del propio
Pakal II, o la de su padre K’an Mo’ Hix, enterrado en el Templo Olvidado, para
determinar si diferían en la técnica de manufactura.
Se determinó
que, si bien, los cortes e incisiones con obsidiana y las perforaciones de
pedernal en los adornos de la Reina Roja coinciden con el resto de los objetos
palencanos estudiados, no lo hacen en su técnica de desgaste y pulido: arenisca
y bruñido en piel, opuesto al usual acabado con caliza y jade que caracteriza a
los ajuares encontrados en Palenque.
“Esta
marcada diferencia indica que las piezas de la Reina Roja fueron elaboradas por
un taller de artesanos distinto, el cual pudo haber impreso un sello de
etnicidad en el conjunto”, señaló Melgar, quien vinculó dicha técnica con la
encontrada en sitios de la planicie costera del golfo de México y Campeche:
Moral Reforma, Comalcalco, Calakmul y la isla de Jaina, entre otros. Llama la
atención que Pichucalco, el yacimiento de malaquita del cual se ha planteado
que procede el mineral de la máscara, se encuentra en esa región.Lo anterior,
sumado a la ausencia de residuos de malaquita en la tumba y en general dentro
de la zona arqueológica, plantea la posibilidad de que el ajuar fue hecho fuera
de Palenque, aun bajo las constantes pugnas regionales de la época, y llevado a
la ciudad para las exequias de la Reina Roja.
Otra teoría,
que se apoya en la propuesta del arqueólogo Arnoldo González, quien hiciera el
descubrimiento de esta tumba, es la posibilidad de que la Reina Roja se
identifique comoTz´ak -b´u Ajaw, oriunda de una urbe ligada políticamente a
Palenque, llamada Ox te´kuh, posiblemente cercana a la mina de malaquita de
Pichucalco, por lo que en sus ornamentos fúnebres plasmaron su origen.
Los
investigadores del INAH coincidieron en que hacen falta más estudios para
ubicar los yacimientos de malaquita y piedras verdes que fueron explotados en
la época prehispánica, y dentro de Palenque intentar localizar talleres de
lapidaria contemporáneos al enigmático sarcófago, objeto que por sí mismo
—hasta el momento no se sabe de otras mujeres de esa época inhumadas en un
sepulcro— indica que perteneció a una figura trascendental para su tiempo.
Cabe
recordar que la Reina Roja, llamada así por el tono escarlata de la osamenta
debido al efecto de los casi tres centímetros de cinabrio que la cubrían, fue
hallada en 1994 dentro del Templo XIII de Palenque. Y aunque las
investigaciones acerca de su identidad continúan; su tumba y osamenta fueron
fechadas hacia el año 672 d.C.
Autor/Redactor: Atención a Medios de Comunicación
INAH
Editor: Manuel Zavala Alonso
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