(Trabajo de: Arturo Meza y Grupo Atl chinolli de la Romero Rubio. )
En el año 1984. Al
analizar las fuentes históricas comparando los niveles culturales de los
pueblos del México Antiguo se entrevé la mala intención de los historiadores
hispanos para denigrar por medio de la mentira a nuestros abuelos minimizando
así sus avances en las ciencias, en la educación y sobre todo en la moral que
se fundamentaba dentro del marco de la filosofía del respeto hacia todo lo que
existe.
Esa herencia debe ser la que norme la vida del
mexicano moderno reavivando todo lo positivo que podamos retomar del pasado
pues un pueblo sin valores es como un árbol sin raíces o como un hijo sin
padres.
La base de nuestros ideales se sustenta en el
principio de nuestra herencia cultural.
Respeta a tu abuelo, respeta a tu abuela,
respetarlos a tu padre, a tu madre y a todos los animales y a todas las cosas,
así vivirás junto (en armonía) con la vida.
El mito de los sacrificios humanos y la
antropofagia de los pueblos Aztecas
Generalmente antes de tomar una decisión respecto a
un hecho histórico, éste se ha analizado desde diferentes puntos de vista
procedentes de numerosos trozos entresacados de las llamadas fuentes dicho sea
de paso, que también han sufrido una juiciosa deliberación evolutiva y
comparativa antes de tomar cómo buenos los datos consignados en ellas por
diferentes historiadores. Si se interpreta tales hechos en forma aislada o con
un prejuicio aceptado inconscientemente de XVI y que con el paso del tiempo ha
tomado como cierto; y no sólo eso, sino que se ha tomado tan bien como base
científica del análisis para las sociedades prehispánicas, solo que actualmente
una nueva revisión de la literatura histórica primaria y el estudio de los
testimonios arqueológicos demuestran la existencia de un mito pre-hecho y de un
posible ardid empleado por los historiadores religiosos para desprestigiar a la
población del continente, que ellos intentaban “salvar”.
El mito nace con el contacto de Colon y sus hombres
con gentes de las islas caribes, según el padre
Las Casas a quién se le debe el
haber dado a conocer parte del diario de Colon.
Al desembarcar por agua y bastimentos los marinos
encontraron en un poblado en el que se evidenciaba una huida precipitada de sus
moradores, grandes vasijas de barro que contenían cuerpos humanos, esto para la
lógica de los incultos marinos sólo puede ser comprendido como un ritual
orgiástico en el cual iban a ser cocinados y posteriormente comidos estos
cuerpos.
Para los europeos, una olla o vasija solo son
implementos de cocina, pero para los nativos de las islas una vasija de barro
es el recipiente que simboliza a la matriz de la madre tierra, de donde todo
proviene y al cual todo regresa. Así pues lo que para los caribes iba a ser un
entierro, para los europeos iba a ser un festín.
El contacto de Colón con los Arawakos que fueron
más amistosos con él y con sus hombres para los que sus visión del mundo
incluía el odio a los caribes hizo que Colón aceptara sin más que estos últimos
eran comedores de hombres.
Los Arawakos según Colón, habíanle dicho que los
caribes tenían un sólo ojo y hocico como de perro y que comían hombres a los
que después de degollarlos bebían su sangre. Todo esto no queda muy claro en el
análisis pues ni Colón ni ninguno de sus hombres en sus primeros contactos
sabían la lengua de los Arawakos, ni estos pudieron aprender castellano o
portugués instantáneamente.
Posteriormente y al escribir Colón a los reyes católicos
comenta, que los indígenas habían creído que él y sus hombres “eran los
comedores de hombres”.
En esas cartas afirma muy vagamente que “había por
allá una isla en la que comen carne viva”.
Es así como los caribes, (que posteriormente fueron exterminados junto con los arawakos de todas las islas) pasaron a la historia como sinónimos de comedores de gentes. Caríbales y la pésima pronunciación de los castellanos transformó el terminó por caníbal.
Es así como los caribes, (que posteriormente fueron exterminados junto con los arawakos de todas las islas) pasaron a la historia como sinónimos de comedores de gentes. Caríbales y la pésima pronunciación de los castellanos transformó el terminó por caníbal.
Todo el que llegaba de la península ibérica a cuba
a probar suerte en las islas y posteriormente en el continente llamado por
ellos Nuevo Mundo o las Indias, ya venían prejuiciados de que aquí habitaban
comedores de hombres. Y era tal ese prejuicio, que el mismo Gran Almirante en
su tercer viaje con solo ver a un nativo afirma conocer si es antropófago o no,
así escribió sobre los aborígenes que vio en la costa de Honduras “otra gente
halle que comían hombres: la deformidad de su gesto lo dice”.
Todos estos
relatos al llegar a las cortes europeas tomaban más visos fantásticos y entre
más inverosímiles, con el tiempo fueron aceptados como indiscutible realidad.
Pedro Mártir de Anglería en sus Décadas del Nuevo
Mundo resaltaba el canibalismo de los nativos en sus relatos llenos de
fantasías. Decía que “la primera vez que esos salvajes vieron a los españoles,
se les hizo agua la boca”. Dichas Décadas fueron escritas tomando lo relatado
por los verdaderos viajeros, después Pedro Martir los realizo desde la
comodidad de la corte española.
Al establecer la encomienda y tener sometidos a los
arawakos y caribes, estos se sublevaron varias veces y los invasores con
barbarie inaudita exterminaron a toda la población aborigen de las islas; entre
1494 y 1508, en menos de 15 años, más de tres millones de arawakos y caribes
murieron.
La justificación de los invasores españoles fue
siempre que los nativos eran casi animales que se comían unos a otros y los
colonizadores también corrían peligro pues los sublevados eran caníbales.
Así
también el supuesto canibalismo isleño, legitimó su propia exterminación.
Posteriormente la mano de obra arawako-caribe fue
sustituida por esclavos que son ahora la mayoría étnica que puebla las islas
del caribe. De esta manera las minas y plantaciones de los castellanos
siguieron produciendo para la Corona Española.
Un decreto real había hecho legítima la esclavitud
en el Nuevo Mundo. En 1503 Isabel la Católica había ordenado: “...que si
todavía los caníbales resistiesen... los pueden cautivar para llevarlos a las
tierras e islas... y a otras partes y lugares... y para que los puedan vender y
aprovecharse de ellos”.
El Padre Las Casas basándose en su propio
conocimiento de los caníbales, niega terminantemente que fueran antropófagos.
El decreto real de 1503 se hizo extensivo al
continente y hacia legitimo un fruto esclavizante de las gentes que en el se
encontraran pues supuestamente todos podrían ser antropófagos.
Los españoles comenzaron a interesarse en la tierra
firme.
Primero Juan de Grijalva, después el aventurero
Hernándo Cortés montaron expediciones rumbo al continente. Cortés rechazo un
ofrecimiento de tierras en Santo Domingo diciendo que “él había venido en busca
de oro y no a trabajar la tierra”. Insubordinado con sus superiores y desleal
con sus protectores Cortés tomo el mando de la expedición en 1519 y partió de
la Habana en el mes de abril.
Desde su desembarco en la costa de
CHALCHIUHKUEYAN hasta su llegada a TENOCHTITLAN los hechos abominables por él
cometidos no pueden ser admirados según las pautas éticas de cualquier tipo.
En sus Cartas de Relación, Cortés se vanagloria de
haber cortado manos, lenguas, quemado en la hoguera, emboscada, sitiado por
hambre y tortura a mexicanos desde mazehuales hasta gentes principales para
mayor gloria de Dios y de su Muy Católica Majestad.
MOCTEZUMA, representante del gobierno en el momento
del choque cultural y genocida fue atrapado en las artimañas del extremeño
hasta que sucumbió según algunos por una pedrada lanzada por los mexicanos,
según otros por un puñal español.
El oro producía una extraña euforia en los
invasores y... “cómo si fueran monos levantaban el oro como que se sentaban en
ademán de gusto, como que se les iluminaba su corazón”, nos dice un informante
mexicano.
Los españoles se admiraron de la Capital del
Anahuac según consta en diferentes crónicas hispanas, nunca antes sus ojos
habían contemplado tal armonía de trazo ni tal orden en sus habitantes según
sus propios términos. Aún así, posteriormente van a aparecer estos mismos
habitantes como sacrificadores y devoradores de carne humana. Según la
conveniencia vigente, entra en juego aquella predisposición creada desde el
contacto con los caribes.
Muerto MOCTEZUMA XOCOYOTZIN es designado CUITLAHUAC
para organizar la defensa pero la viruela traída por un soldado invasor, al
hacer estragos en los mexicanos se lleva también a CUITLAHUAC.
En 1521 la ciudad de México-Tenochtitlan sucumbe
por la peste y el hambre ante el asedio extremeño.
Es a partir del Inicio del Coloniaje degradante y
genocida, que varios religiosos tratan de hurgar en el pasado de los mexicanos
para conocer “sus antiguallas y salvarlos de sus creencias demoniacas”.
Sahagun, Duran, Motolinía, Mendieta, Olmos, Acosta,
etc, van a tratar de escudriñar en los recuerdos de los sobrevivientes para
tratar de conocer y consignar en sus historias el pasado del pueblo mexicatl.
Con el brutal choque cultural muy semejante a una exterminación se hizo
manifiesta la típica forma de exculpación castellana diciendo que los mexicanos
eran además de idolatras, antropófagos.
Todo esto está inscrito en las crónicas y con el
paso de los siglos los sacrificios rituales y la antropofagia es un hecho
indiscutible llegándose a polemizar por el número de sacrificados y comidos en
los rituales.
Como Colón en el caso caribe, Cortés es el punto de
partida para el estudio de este aspecto. Sus cartas no tienen ninguna
aseveración de haber presenciado un sacrificio ritual en el que la víctima
fuera humano, y mucho menos una aseguración visual de algún acto de
canibalismo.
Al revisar nuevamente las Crónicas escritas por
religiosos se nota a primera instancia que las antigüedades de los mexicanos
están realizadas en base a recuerdos de sus informantes y nunca a testimonios
visuales, dichos recuerdos no los presenciaron sino que son lo que según por
tradición iban guardando.
En el caso de los sacrificios rituales, toda la
información queda en entredicho al tomar en cuenta que según el historiador
IXTLILXOCHTL, las leyes que normaban la conducta de los habitantes de Anahuac
eran muy rígidas, lo mismo asienta Andrés de Olmos, Cristóbal de las Castillo.
Si alguien transgredía alguna ley y alteraba el equilibrio de su sociedad era
ejecutado según su jerarquía. Esas ceremonias referentes a los sacrificios
rituales que con lujo de detalle nos describen Sahagún y Durán aunque sus
informantes nunca las vieron y que están relacionadas estrechamente con el
calendario, son ejecuciones de los que faltaban a sus normas sociales y eran
ejecuciones de los que alteraban la paz de los pueblos o los intereses comunes
entre ellos.
Los cientos de prisioneros que se obtenían en las
llamadas guerras floridas para ser sacrificados, nunca las vieron los
relatores.
El único testimonio de sacrificio que relatan las
crónicas de la conquista es el de 50 españoles y 8 caballos de los cuales
vieron las cabezas clavadas en unas estacas; pero esto no demuestra que hayan
sido sacrificados a ningún Dios, sino lo más lógico es que hayan sido
ejecutados como prisioneros de guerra que en vida habían ocasionado ya
demasiados males a los mexicanos.
Desde su llegada a TENOCHTITLAN Cortés ya traía en
mente el prejuicio de la supuesta antropofagia azteca y sin más preámbulos
prohíbe la “práctica de sacrificios humanos a sus ídolos”.
El mito ya venía con Cortés desde Cuba, y al resultar vencedor del pueblo azteca se tomó el privilegio de redefinir a los vencidos y apoyándose en sus mitos le resultó mucho más fácil exculparse ante la Corona Española.
El mito ya venía con Cortés desde Cuba, y al resultar vencedor del pueblo azteca se tomó el privilegio de redefinir a los vencidos y apoyándose en sus mitos le resultó mucho más fácil exculparse ante la Corona Española.
Francisco de Gómara confesor y secretario personal
de Cortés, también creó mitos a favor de su “héroe”. A él se le debe el cuento
tan difundido de que Cortés fue confundido con QUETZALCOATL y que por tal
motivo fue temido por MOCTEZUMA; lo negativo de este dicho es que la historia
oficial lo toma como un hecho sin analizar la documentación de Gómara y el
llamado Juicio Sumario e inclusive las mismas Cartas de Relación de Cortés. Es
risible la actitud de Gómara en la biografía del extremeño pues pretende leer
la mente de los Cholultecas en uno de sus pasajes diciendo ...“cuando Cortés
les pidió alguna cosa de comer sonrieron diciendo entre dientes ¿Para que
quieren comer éstos, si pronto van a ser comidos ellos con chile? Si Moctezuma
no los quisiera para su plato aquí ya nos los habríamos comido...”
La actitud rastrera y deformadora en favor de
Cortés le redituó a Gómara quinientos ducados que recibió por proporcionar una
versión deslumbrante de los hechos. Y es esa misma actitud la que enojo a
Bernal Díaz del Castillo a leer la historia de Gómara desde su retiro en
Guatemala, ya anciano, provocando que tratara de desmentir todas las falsedades
contenidas escribiendo sus propias experiencias vividas en lo que lo que él
llamaba la conquista también confiando en sus recuerdos.
Bernal Díaz también da por hecho el canibalismo
azteca lo que en sus experiencias solo fueron temores, e sus recuerdos seniles
ya son hechos concretos…“nos querían matar y comer nuestras carnes y ya tenían
aparejadas las ollas con chile y tomates...” Asegura también que…“que cerca del
Templo Mayor estaba la cocina donde cocían la carne de los tristes indios que
sacrificaban”. Y en otra parte “...que al Moctezuma le solían guisar carne de
muchachos de poca edad...”
Lo que Bernal llamaba el sacrificio de los
españoles y los describe en forma conmovedora sin estar presente o cuando menos
cerca: “con navajones de pedernal les aserraban los pecho y le sacaban los
corazones bullendo”. Con estas escenas hasta el más incrédulo cede antes esos
cuadros llenos de barbarismo pero se comienza a dudar al saber que pasaron más
de 50 años de las vivencias hasta el momento de escribirlas.
La “Verdadera Historia de la Conquista de México”
resulta tan falsa en ese sentido como la de Gómara que Bernal Díaz trato de
desmentir.
Otro de los mitos que sostienen aún en nuestros
días historiadores modernos es el que dice que con la sangre de los sacrificios
alimentaban al sol para que continuara su diaria carrera. Solo los testimonios
arqueológicos nos han demostrado que los aztecas manejaban un conocimiento
científico milenario basado en una matemática astronómica exactísima con la cual
dejaron inscripciones cíclicas que contienen movimientos astronómicos
inmutables y eternos.
¿Cómo es posible que los conocedores de la Mecánica
Celeste creyeran que si no le ofrecían el corazón de alguien al sol, no saldría
al siguiente día?
La primera impresión de los españoles sobre los
aztecas fue de gentes altamente civilizadas, solo que con el tiempo la
transformación de civilizados a bárbaros fue obra de los ágiles manejos
intelectuales de los frailes. Manifestaban compasión por los sufrimientos de los
sobrevivientes a la par que odiaban casi todos los aspectos de su cultura pues
veían en ellos manifestaciones demoniacas hasta en lo más trivial. Mismo Cortés
ya en plena decadencia recuerda el aspecto y la piedad de los sabios aztecas en
contraste con la brutalidad política y venal de las ordenes religiosas. y son estos mismos religiosos los que se dedicaron
a reordenar toda la información recogida de las antiguas costumbres “con el fin
de conocer la raíz de la fuente de los males” y presentarla posteriormente con
una perspectiva cristiana.
Curiosamente esos mismos cronistas religiosos son
utilizados hoy como fuentes dignas de confianza para estudiar a los aztecas y a
los mayas y en general a los pueblos prehispánicos aún cuando ningunos otros
cronistas han tenido jamás mejores razones o mayores deseos de malinterpretar
intencionalmente las informaciones.
Es precisamente de ellos la poca documentación
donde se mencionan con más intensidad los sacrificios rituales y el
canibalismo.
Diego Durán estaba convencido que los aztecas eran
una de las tribus de Israel y hace un estudio comparativo entre las normas
bíblicas y las leyes aztecas. En el Salmo 105 que se refiere a “la sangre de
sus hijos e hijas que sacrificaban a los ídolos de Canaán...” halló la relación
del prejuicio adquirido por sus antecesores de que los aztecas eran caníbales a
igual que en la Europa de esos días creían que en los ritos judaicos
sacrificaban gentes para obtener la sangre necesaria para elaborar el pan
judaico, y va más lejos al asegurar que las figuras que hacían de TZOALLIN en
las ceremonias mexicas, además de miel le agregaban sangre de los sacrificados.
En su historia, Durán deja entrever una vacilación entre el tema judaico y su
más horrendo pensamiento de que los aztecas pudieran haberse convertido al
cristianismo después de ser judaicos y su aislamiento en estas tierras cayeran
en el paganismo.
Esas elucubraciones a la luz del conocimiento
actual resultan risibles; hasta su misma aseveración de que TOPILTZIN el gran
gobernante Tolteca de grado QUETZALCOATL fuera el muy viajado apóstol Santo
Tomás.
Durán nos pinta a los mexicanos con los propios
traumas de que a él le aquejaban, supersticiosos e inconstantes. Y el último
temor de que Durán es que en lugar de Moisés (judaísmo) y Santo Tomás
(cristianismo) posiblemente el mismo Satán había enseñado a los mexicanos toda
la idolatría que él como religioso pudo entender. En sus textos hay numerosas
citas respecto a los sacrificios y a la antropofagia “... se los llevaban los
cuerpos y los repartían entre sí y se los comían.” Pese a sus prolijos
comentarios, en ninguna parte se asienta haber presenciado un sacrificio o un
acto de canibalismo de ninguna índole.
Fray Bernandino de Sahagún se salva de los errores
históricos en que inquiere Durán.
Sus obras son un valioso compendio de Antropología
en una admirable hazaña de erudición. Al igual que Durán, Sahagún aprendió la
lengua Mexicana y registró cuidadosamente numerosos aspectos de la cultura
azteca tradicional.
Sahagún generalmente está por encima de todo
reproche que resultara del análisis a su monumental obra, pero no deja de
reflejar muchas actitudes propias de su época.
Desde su primer libro deplora los errores que por
gran número de años han padecido los de esta “infelicísima y desventurada
nación” refiriéndose a su supuesto paganismo.
Menciona también las figuras de TZOALLI que ahora
conocemos como el popular dulce conocido como alegría, que luego eran
repartidos entre los presentes y comido por todos, haciendo alusión a un
canibalismo simbólico.
Describe ceremonias sacrificiales con gran lujo de
detalles, respecto a las vestimentas, a los personajes, a las actitudes, sin
tomar en cuenta que quizá es fantasía de sus informantes que ya cristianizados
tenían otro punto de vista al que hubieran tenido en su niñez, cuando se supone
que presenciaron los sucesos. Sahagún realiza su recopilación en la segunda
mitad del siglo XVI, sus informantes debieron haber sido muy jóvenes sino es
que niños cuando la invasión europea, y es muy discutible que si presenciaron
ritos en Tenochtitlan o en Teztzcuco ¿cómo es que no perecieron?, otra de las
dudas que resaltan de sus escritos es que si de verdad sus informantes tenía
conocimiento acaso no pudieron darle información falsa para salvaguardar su ciencia
que el mismo Sahagún por sus prejuicios religiosos no iba a comprender. Ningún
de sus informantes afirma haber presencia un solo sacrificio ritual ni mucho
menos la antropofagia, aunque aseguran que los que consumían carne humana eran
los sacerdotes, dicen también que quizá el cuerpo de la víctima era llevado a
algún CALPULLI donde era cocinado. En este aspecto Sahagún también transcribe
recuerdos relatados por sus informantes de muy dudosa veracidad.
Otra referencia a gentes comidas nos la da el
Códice Florentino cuando menciona a las TZITZIMEH “que bajan a comer a los
hombres y a las mujeres”. Solo que en el caso de las TZITZIMEH quizá se
refieran a padecimientos físicos, como enfermedades epidémicas producidas por
alteración ambiental, contagio o pique de alimañas que pasara inadvertido,
aunque es un texto que se refiere concretamente a las consecuencias de un
eclipse.
Sahagún al referirse al mes de TLACAXIPEHUALIZTLI
menciona el sacrificio ritual sobre la piedra redonda donde era atado un
prisionero representando a XIPE y esto nos recuerda el caso del TLAHUICOLE el
gran Yaotekatl Tlaxcalteca que causaba estragos en el ejército mexicatl. Al ser hecho prisionero y ser ejecutado se le dio la oportunidad
de defenderse luchando con cuatro guerreros y los venció y al resarcir su culpa
fue puesto al frente del ejercito mexica que partió a combatir a los purepechas
por las Salinas de IXTAPAN. Con esto se deduce que los personajes ejecutados en
TLACAZIPEHUALIZTLI siempre eran importantes y por su jerarquía se les daba la
oportunidad de expiar su culpa si salían vencedores.
De los personajes que según sus informantes eran
escogidos para representar a TEZCATLIPOCA, o a HUITZILOPOCHTLI y que eran
preparados desde un año antes de ser sacrificados, por la traducción del texto
nahuatl se percibe un cambio en la vida del escogido después de ese siglo de
preparación. Al dejar su vida mundana y dedicarse a las ciencias profundas ya
es en si un gran sacrificio, puesto que la nueva vida requiere una entrega
total y estos eran los TOTEC TLAMACAZQUI y los TLALOC TLAMACAZQUI, los
HUITZILOPOCHTIN, los TEZCATLIPOCA y los QUETZALCOATL. El hecho es que ninguno
de los informantes presencio un solo sacrificio humano.
El último hecho a analizar es la supuesta matanza
de prisioneros al “consagrar e inaugurar el Templo Mayor”.
Se habla de 20 mil sacrificados en 4 días según
unos, y las cifras van creciendo de 80 mil hasta 1 millón 600 mil según
consigna Clavijero en su historia Antigua de México.
Aún tomando la cifra mas pequeña resulta inadmisible
que en una ceremonia de cuatro días hubieran atado 5 mil personas diarias a
razón de cuatro por minuto. ¿dónde iban a contener cerca de 100 mil litros de
sangre derramada y además los 20 mil cadáveres?.
Estas fantasías, verdaderas exageraciones producto
de mentalidades enfermas fueron utilizadas para tratar de aminorar la culpa
genocida de conquistadores y encomenderos.
El supuesto canibalismo azteca es desechado
finalmente al analizar el tiempo y los sucesos durante el Sitio a la ciudad
lacustre de TENOCHTITLAN.
Las dolorosas tribulaciones sufridas por la
población mexicatl durante el sitio han tratado de pasarlas por alto. Enterado
Cortés de que algunos habitantes lograban salir por las noches a buscar leña y
raíces y yerbas, según registra Gómara su “héroe” hizo gran matanza de ellos,
“como los que más eran mujeres y muchachos y los hombres iban casi desarmados”.
Dice el mismo Gómara que después de la derrota, los españoles “andando por la
ciudad hallaron montones de cuerpos muertos en las casas, calles y en el agua y
muchas cortezas y raíces de árboles roídos y los hombres tan flacos y amarillos
que hicieron lastima a nuestros españoles”.
En el libro XII de Sahagún sus informantes los
confirman:
“y todo el pueblo estaba completamente angustiado,
padecía hambre, desfallecía. No bebían agua potable, agua limpia, sino que
bebían agua de salitre. Muchos murieron de la disentería. Todo lo que comían
eran lagartijas, golondrinas, la envoltura de las masoras, la grama salitrosa.
Andaban masticando semillas de colorín y lirios acuáticos y el relleno de las
paredes, el cuero y la piel de venado, lo asaban, lo requemaban, lo tostaban,
lo chamuscaban, y lo comían. Algunas yerbas ásperas y aún el barro. Nada hay
como ese tormento, tremendo es estar sitiados. Nos domino totalmente el hambre.
Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad...” dice un texto
Tlaltelolca en una forma patética.
Si los mexicanos hubieran sido antropófagos no
hubieran padecido el hambre durante el sitio.
Ese prejuicio del que hemos venido tratando ha invertido en el caso de los sacrificios y de la antropofagia ritual el método académico, la falta de documentación comprobable no fue obstáculo para tomar como cierto lo que se presuponía como humano. La reputación de los aztecas como caníbales y sacrificadores en lugar de ser desechada por inconsistente, ha sido consolidada a través de los tiempos para desvirtuar las raíces culturales de nuestro pueblo, que ahora mas que nunca necesita afianzarse a su pasado para adquirir fuerza en el presente y podamos aspirar a un mejor porvenir.
Ese prejuicio del que hemos venido tratando ha invertido en el caso de los sacrificios y de la antropofagia ritual el método académico, la falta de documentación comprobable no fue obstáculo para tomar como cierto lo que se presuponía como humano. La reputación de los aztecas como caníbales y sacrificadores en lugar de ser desechada por inconsistente, ha sido consolidada a través de los tiempos para desvirtuar las raíces culturales de nuestro pueblo, que ahora mas que nunca necesita afianzarse a su pasado para adquirir fuerza en el presente y podamos aspirar a un mejor porvenir.
I N V E S T I G A C I Ó N
Arturo Meza
C O L A B O R A C I Ó N
Jesús Gomez
Raúl Ramirez
B I B L I O G R A F I A
Brevisima Relación de la Destrución de las Indias.
Fr. Bartolome de las Casas
Cartas de Relación de Hernán Cortés
Diario del Primer Viaje y Cartas. Cristobal Colón
Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
Bernal Díaz del Castillo.
Historia de la Conquista de México.
Francisco López de Gómara.
El Mito del Canibalismo. W. Arens.
Historia General de las Casas de Nueva España.
Fr. Bernandino de Sahagún.
Historia de las Indias e Islas de Tierra Firme.
Fr. Diego Durán.
Teogonía de los Antiguos Mexicanos.
Dr. Ángel María Garibay K. ( Tenamaztli Tetepiltzin )
Arturo Meza
C O L A B O R A C I Ó N
Jesús Gomez
Raúl Ramirez
B I B L I O G R A F I A
Brevisima Relación de la Destrución de las Indias.
Fr. Bartolome de las Casas
Cartas de Relación de Hernán Cortés
Diario del Primer Viaje y Cartas. Cristobal Colón
Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
Bernal Díaz del Castillo.
Historia de la Conquista de México.
Francisco López de Gómara.
El Mito del Canibalismo. W. Arens.
Historia General de las Casas de Nueva España.
Fr. Bernandino de Sahagún.
Historia de las Indias e Islas de Tierra Firme.
Fr. Diego Durán.
Teogonía de los Antiguos Mexicanos.
Dr. Ángel María Garibay K. ( Tenamaztli Tetepiltzin )
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