sábado, 5 de noviembre de 2016

La muerte de Motecuhzoma II. Entre todos lo mataron y él solito se murió


Juan José Batalla Rosado
Es imposible concluir cómo murió realmente Motecuhzoma II y cuál fue el bando que se ocupó de ello. Entre la versión de la pedrada propinada por los mexicas o su posible suicidio, que ofrecen los españoles, y la ejecución por espada, cuchillo o estrangulamiento mantenida por los indígenas media un abismo. Lo importante de la cuestión es que a ninguna de las partes le interesaba un Motecuhzoma Xocoyotzin vivo.
Lo único que tenemos por cierto sobre la muerte de Motecuhzoma Xocoyotzin es que falleció a finales de junio de 1520, antes de la huida de los españoles de México-Tenochtitlan en la llamada “noche triste” del día 30 de dicho mes. Ahora bien, la pregunta que aún hoy en día se plantea es ¿quién mató a Motecuhzoma II? Dos son las versiones que se han mantenido: fueron los indígenas mediante una pedrada o los españoles atravesándolo con una espada, de varias puñaladas o aplicándole garrote, es decir, estrangulamiento. A ellas también se podría añadir la posibilidad del suicidio. En estas páginas vamos a revisar las pruebas que permiten mantener ambas historias utilizando las fuentes del siglo XVI, tanto las crónicas como los códices pictóricos y sus comentarios explicativos. Como veremos, el resultado de la investigación no nos va a permitir establecer con claridad quién fue el autor del “asesinato”, ni cómo se llevó a cabo, aunque en nuestra opinión, a ambos bandos les interesaba matarlo o no les importaba su muerte, por un motivo u otro, de ahí el subtítulo que hemos utilizado en este trabajo pues, dada la situación creada, lo mejor que podía hacer Motecuhzoma Xocoyotzin era morirse, aunque hubiera que ayudarlo para ello.
Versión española: pedrada en la terraza del palacio
Los textos de los conquistadores coinciden en señalar que, tras la victoria de Hernán Cortés sobre Pánfilo de Narváez y su regreso a Tenochtitlan, Motecuhzoma sale a la terraza del palacio donde los españoles estaban cercados para intentar aplacar los ánimos de los mexicas, tras la matanza llevada a cabo por Pedro de Alvarado durante la celebración de la fiesta de tóxcatl. Ahora bien, no hay acuerdo unánime sobre de quién fue la idea. Entre otros, Hernán Cortés (segunda carta de Relación) y fray Juan de Torquemada (Monarquía Indiana, lib. IV, cap. LXX) mantienen que fue el propio Motecuhzoma el que lo solicitó, pero Bernal Díaz del Castillo (Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, cap. CXXVI) nos dice que fue a petición de Cortés y que el tlatoani se negó, y tuvo que ser convencido por el padre De la Merced y Cristóbal de Olid. Por su parte, Bernardino Vázquez de Tapia (Relación de méritos y servicios) y Francisco de Aguilar (Relación breve de la conquista de la Nueva España, séptima jornada) indican también que la solicitud partió de Hernán Cortés. Ahora bien, todos coinciden en relatar que al asomarse Motecuhzoma a la terraza recibió el golpe de una piedra en la cabeza, del que terminó muriendo al cabo de tres días, fruto de una fuerte depresión más que por la herida sufrida. Incluso en la versión de Bernal Díaz (cap. CXXVII) se menciona la posibilidad de un suicidio: “él [Motecuhzoma] debió mandar que le pusiesen alguna cosa con la que se pasmó”.Batalla Rosado, Juan José, “La muerte de Motecuhzoma II. Entre todos lo mataron y él solito se murió”, Arqueología Mexicana, Núm. 112, pp. 48-53.
 Juan José Batalla Rosado. Doctor en geografía e historia. Profesor titular en el Departamento de Historia de América II (Antropología de América) de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en cultura y escritura azteca prehispánica y colonial, sus trabajos se centran en el estudio de los códices mesoamericanos.

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