Ahora sabemos que Kohunlich tuvo una ocupación
continua desde alrededor de 500 a.C. hasta 1100 d.C., mucho más larga de lo que
habíamos estimado en un principio. En ese largo periodo Kohunlich
experimentó al menos dos fuertes depresiones demográficas. De la primera, hacia
mediados del Clásico, se recuperó; superada, comenzó un proceso de crecimiento
acelerado que alcanzó un clímax hacia 900-1000 d.C., fecha del inicio de la
segunda depresión, que culminó con el abandono total del sitio hacia 1100 d.C.
La historia de Kohunlich es, así, más de tipo cíclico que de naturaleza lineal,
lo cual no debe extrañarnos, pues se trata de un patrón común en el área maya.
Sabemos también que esta segunda caída poblacional estuvo precedida de la
entrada a Kohunlich de migrantes que llegaron desde diferentes lugares del área
maya, cada uno con su propio bagaje de conocimientos y costumbres. Así, la
cultura material de esa época se manifiesta en el sitio con una gran diversidad
y también con una calidad de ejecución difícil de encontrar en las obras de
tiempos anteriores. Ese clímax cultural y demográfico marca el punto de inicio
del “colapso” final.
Las condiciones específicas que precipitaron la
crisis que condujo al abandono del sitio permanecen, por ahora, desconocidas.
No hay evidencias de que la población haya crecido más allá de las
posibilidades de alimentarla; o que haya habido un cambio climático hacia
condiciones desfavorables; o que en su intento por producir más alimentos, los
mayas de Kohunlich hayan degradado el ambiente hasta reducir significativamente
su capacidad de sustento.
Tomado de Enrique Nalda y Sandra Balanzario,
“Kohunlich y Dzibanché. Los últimos años de investigación”, Arqueología
Mexicana, núm. 76, pp. 42-47.
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