EL SIGLO DE LA ILUSTRACIÓN Y LA ARQUEOLOGÍA
Historia de la Arqueología, II
Ha pasado ya el siglo de la Conquista y la evangelización. Asentada la corona española en la Nueva España, en el siglo XVII empieza a manifestarse el interés que los criollos sienten por la tierra en que han nacido. Aunque no hay pretensión ninguna en contra de la metrópoli, sus ojos se enfocan hacia la Nueva España y sus virtudes. El mejor ejemplo de ese interés lo tenemos en Carlos de Sigüenza y Góngora, quien, además de coleccionar documentos antiguos, es el primero que pretende excavar en un monumento arqueológico. Relato de lo anterior nos lo ha dejado don Lorenzo Boturini en su idea de una nueva historia general de la América Septentrional, publicada en Madrid por la Imprenta de Juan de Zúñiga, en 1746, y que dice así refiriéndose a la Pirámide del Sol en Teotihuacan: “Asimismo mandé sacarlo en mapa, que tengo en mi archivo, y rodeándole vi, que el célebre don Carlos de Sigüenza y Góngora había intentado taladrarle, pero halló resistencia”.
Del intento de Sigüenza ha dicho don Ignacio Bernal: “... lleva a cabo la primera exploración francamente arqueológica, en la que trata de utilizar un monumento para esclarecer algún problema histórico” (Bernal, 1979). En 1759 asume el trono español Carlos III, una de cuyas preocupaciones era que se conocieran las antigüedades de las posesiones españolas. Su interés ya había tomado cauce cuando, siendo rey de Nápoles, alentó las excavaciones en Pompeya y Herculano. Hombre emprendedor, llevó a cabo las reformas borbónicas e instruyó a sus colonias para que realizaran estudios de los monumentos del pasado. En 1767 expulsa a los jesuitas de los territorios españoles. En el caso de México, la mayoría de ellos se embarca hacia Italia. Destaca la presencia de Francisco Xavier Clavijero y Pedro ]osé Márquez, quienes van a desempeñar un papel importante para la historia de la arqueología.
Resulta que por aquel entonces, en plena Ilustración, España es atacada por sus enemigos europeos (ingleses, holandeses y franceses), quienes demeritan las acciones conquistadoras en América. En efecto, pensadores como Cornelius de Pauw, Guillaume-Thomas Raynal y William Robertson, entre otros, señalan tres aspectos fundamentales de esta acción: 1) la sed de oro de los conquistadores, 2) la brutalidad contra los recién conquistados y 3) la imposición terrible de la religión católica. Muchos de estos pensadores se inspiraban en las ideas de George-Louis Buffon, para quien los hombres americanos estaban en total decadencia física y moral. El fondo de la crítica era claro: España había triunfado ante pueblos bárbaros sin pulimento ni civilización.
Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “La arqueología y la ilustración (1750-1810)”, Arqueología Mexicana, núm. 53, pp. 18-25.
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