miércoles, 16 de noviembre de 2016

CÓDICE PARÍS


Veamos el Códice París y sus varias divisiones desde el punto de vista privilegiado de la etnografía. Solamente quedan 11 páginas pintadas por ambos lados de lo que debió haber sido un original de al menos 13 páginas, tal vez más, cosidas y plegadas en forma de acordeón. La superficie fibrosa está cubierta de una capa crema, tal vez cal, sobre la cual se pintó con casi media docena de colores que incluyen café, rosa, turquesa y varios tonos de azul, además del negro y rojo, que son la base y los predominantes. 


En los mayores centros de poder del Posclásico en Yucatán –Chichén Itzá, Izamal, Mayapán– se elaboraban estos libros sagrados y se utilizaban para enseñar a los sacerdotes visitantes las “ciencias”; éstos llevaron copias a sus provincias de origen y los usaron como instrumentos esenciales para la vida religiosa de sus pueblos. El Códice París se ocupa al menos de ocho temas, que abarcan desde anotaciones históricas hasta movimientos de las constelaciones.


La gran sucesión de k’atunes (un k’atun es un periodo de 20 tunes, cada tun tiene 360 días; por lo tanto un k’atun es un poco menor a los 20 años) ocupa desde la página 2 hasta la 12, una cara completa del Códice París. Mencioné antes las anotaciones históricas; son importantes pues con frecuencia se afirma que los códices mayas no contienen historia. Sin embargo, sabemos por medio de diversas fuentes etnohistóricas y los libros coloniales del Chilam Balam que en las cuentas de k’atun se registraban acontecimientos históricos; así, en las columnas jeroglíficas del lado izquierdo de las páginas de los k’atunes aparecen restos borrosos de signos tun numerados, seguidos de ajaws también numerados. Se trata de fragmentos de fechas “tun-ajaw”, sistema que se usó en Yucatán para anotar los acontecimientos históricos.


Tomado de bruce Love, “El Códice París”, Arqueología Mexicana, núm. 93, pp. 74-81.

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