CÓDICE PARÍS
Veamos el Códice París y sus varias divisiones
desde el punto de vista privilegiado de la etnografía. Solamente quedan 11
páginas pintadas por ambos lados de lo que debió
haber sido un original de al menos 13 páginas, tal vez más, cosidas y plegadas
en forma de acordeón. La superficie fibrosa está cubierta de una capa crema,
tal vez cal, sobre la cual se pintó con casi media docena de colores que
incluyen café, rosa, turquesa y varios tonos de azul, además del negro y rojo,
que son la base y los predominantes.
En los mayores centros de poder del Posclásico en
Yucatán –Chichén Itzá, Izamal, Mayapán– se elaboraban estos libros sagrados y
se utilizaban para enseñar a los sacerdotes visitantes las “ciencias”; éstos
llevaron copias a sus provincias de origen y los usaron como instrumentos
esenciales para la vida religiosa de sus pueblos. El Códice París se ocupa al
menos de ocho temas, que abarcan desde anotaciones históricas hasta movimientos
de las constelaciones.
La gran sucesión de k’atunes (un k’atun es un
periodo de 20 tunes, cada tun tiene 360 días; por lo tanto un k’atun es un poco
menor a los 20 años) ocupa desde la página 2 hasta la 12, una cara completa del
Códice París. Mencioné antes las anotaciones históricas; son importantes pues
con frecuencia se afirma que los códices mayas no contienen historia. Sin
embargo, sabemos por medio de diversas fuentes etnohistóricas y los libros
coloniales del Chilam Balam que en las cuentas de k’atun se registraban
acontecimientos históricos; así, en las columnas jeroglíficas del lado
izquierdo de las páginas de los k’atunes aparecen restos borrosos de signos tun
numerados, seguidos de ajaws también numerados. Se trata de fragmentos de
fechas “tun-ajaw”, sistema que se usó en Yucatán para anotar los
acontecimientos históricos.
Tomado de bruce Love, “El Códice París”,
Arqueología Mexicana, núm. 93, pp. 74-81.
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