Félix
Báez-Jorge
En
la historia de la conquista de México-Tenochtitlan, Cempoala (la antigua
capital totonaca) fue teatro de acontecimientos determinantes, siempre ligados
al nombre de Hernán Cortés.
Cempoala
y el Totonacapan
En 1519,
cuando Hernán Cortés arriba con sus huestes a Cempoala (o Zempoala), Veracruz,
los totonacas se asentaban en un territorio menor al que ocuparan siglos atrás.
El dominio ejercido por los nahuas fue determinante en la contracción de los
antiguos límites del llamado Totonacapan, a partir de su sometimiento a la
Triple Alianza. El inicio del desarrollo de las culturas del centro de Veracruz
se ha fijado entre 100 y 200 d.C. La presencia totonaca en el Tajín hacia el
siglo IX, empieza a declinar una centuria después sin alcanzar nunca una
población comparable a la de Cotaxtla, Quiahuiztlan, Misantla, Zacatlán,
Cuauhtochco y Cempoala, en particular (Ochoa, 1990). Según Francisco Domínguez,
en su Doctrina cristiana, “totonaca” significa “tres corazones”,
término que Jerónimo de Mendieta en la Historia
eclesiástica indiana asocia al sacrificio de niños.
Se han
identificado los elementos distintivos de la cultura totonaca prehispánica:
yugos, palmas, hachas votivas, figurillas sonrientes, escultura monumental de
barro, estilo arquitectónico de Yohualichan y Tajín, etc., pero las
investigaciones no aportan evidencias de la ocupación del Totonacapan en sus
diferentes etapas culturales. Conforme a esta línea argumental, se plantea la
necesidad de redefinir la noción de Totonacapan, cuestionando una supuesta
continuidad étnica desde la fase denominada Remojadas Inferior (Vázquez Zárate,
1999). La mayoría de los investigadores coincide en señalar que durante los
primeros años de la Conquista, el territorio donde se hablaba la lengua
totonaca comprendía el área limitada por los ríos Cazones (al norte) y La
Antigua, Los Pescados o Huizilapan (al sur), y extensas zonas de los
contrafuertes de la Sierra Madre Oriental, en la actual Sierra de Puebla.
Causa
asombro a Walter Krickeberg (1933) las escasas huellas de la presencia azteca
en Cempoala, pese al dominio que México-Tenochtitlan ejercía mediante exorbitantes
tributos. En contraste, destaca las estrechas relaciones entre la arquitectura
totonaca y la del norte de Oaxaca, así como la influencia del arte tolteca. Las
relaciones entre los totonacas del sur y las culturas de Cholula y la Mixteca
son patentes en la cerámica, particularmente en el estilo Cerro Montoso, nombre
de un lugar cercano a Cempoala. Sobresalen también los ejemplos cerámicos
desenterrados en la Isla de Sacrificios (frente al actual puerto de Veracruz),
que representan cabezas de aves y seres fantásticos en colores rojo, marrón y
blanco brillante.
Báez-Jorge,
Félix, “Cempoala, Veracruz”, Arqueología
Mexicana núm. 99, pp. 32-39.
• Félix Báez-Jorge. Miembro del Instituto de
Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, del Sistema Nacional de
Investigadores, así como de la Academia Mexicana de Ciencias. Su última
publicación se titula El
lugar de la captura (simbolismo de la vagina telúrica en la cosmovisión
mesoamericana, 2008).
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