jueves, 17 de noviembre de 2016

Cempoala, Veracruz


Félix Báez-Jorge
En la historia de la conquista de México-Tenochtitlan, Cempoala (la antigua capital totonaca) fue teatro de acontecimientos determinantes, siempre ligados al nombre de Hernán Cortés.
Cempoala y el Totonacapan
En 1519, cuando Hernán Cortés arriba con sus huestes a Cempoala (o Zempoala), Veracruz, los totonacas se asentaban en un territorio menor al que ocuparan siglos atrás. El dominio ejercido por los nahuas fue determinante en la contracción de los antiguos límites del llamado Totonacapan, a partir de su sometimiento a la Triple Alianza. El inicio del desarrollo de las culturas del centro de Veracruz se ha fijado entre 100 y 200 d.C. La presencia totonaca en el Tajín hacia el siglo IX, empieza a declinar una centuria después sin alcanzar nunca una población comparable a la de Cotaxtla, Quiahuiztlan, Misantla, Zacatlán, Cuauhtochco y Cempoala, en particular (Ochoa, 1990). Según Francisco Domínguez, en su Doctrina cristiana, “totonaca” significa “tres corazones”, término que Jerónimo de Mendieta en la Historia eclesiástica indiana asocia al sacrificio de niños.
Se han identificado los elementos distintivos de la cultura totonaca prehispánica: yugos, palmas, hachas votivas, figurillas sonrientes, escultura monumental de barro, estilo arquitectónico de Yohualichan y Tajín, etc., pero las investigaciones no aportan evidencias de la ocupación del Totonacapan en sus diferentes etapas culturales. Conforme a esta línea argumental, se plantea la necesidad de redefinir la noción de Totonacapan, cuestionando una supuesta continuidad étnica desde la fase denominada Remojadas Inferior (Vázquez Zárate, 1999). La mayoría de los investigadores coincide en señalar que durante los primeros años de la Conquista, el territorio donde se hablaba la lengua totonaca comprendía el área limitada por los ríos Cazones (al norte) y La Antigua, Los Pescados o Huizilapan (al sur), y extensas zonas de los contrafuertes de la Sierra Madre Oriental, en la actual Sierra de Puebla.
Causa asombro a Walter Krickeberg (1933) las escasas huellas de la presencia azteca en Cempoala, pese al dominio que México-Tenochtitlan ejercía mediante exorbitantes tributos. En contraste, destaca las estrechas relaciones entre la arquitectura totonaca y la del norte de Oaxaca, así como la influencia del arte tolteca. Las relaciones entre los totonacas del sur y las culturas de Cholula y la Mixteca son patentes en la cerámica, particularmente en el estilo Cerro Montoso, nombre de un lugar cercano a Cempoala. Sobresalen también los ejemplos cerámicos desenterrados en la Isla de Sacrificios (frente al actual puerto de Veracruz), que representan cabezas de aves y seres fantásticos en colores rojo, marrón y blanco brillante.
Báez-Jorge, Félix, “Cempoala, Veracruz”, Arqueología Mexicana núm. 99, pp. 32-39.
 Félix Báez-Jorge. Miembro del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, del Sistema Nacional de Investigadores, así como de la Academia Mexicana de Ciencias. Su última publicación se titula El lugar de la captura (simbolismo de la vagina telúrica en la cosmovisión mesoamericana, 2008).

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