Patricia Ochoa Castillo
Los
grupos aldeanos del México antiguo tuvieron creencias relacionadas con lo
sobrenatural, la vida después de la muerte y las fuerzas de la naturaleza
regidas por espíritus. En el Centro de México hay evidencias de conceptos
religiosos muy complejos desde tiempos tempranos; uno de los mejores ejemplos
es Tlatilco, estado de México, sitio del Preclásico cuya ocupación principal
ocurrió entre 1200 y 900 a.C. En este sitio la cerámica era de excelente
calidad artística y técnica, y se elaboraron diversos objetos, tanto para la
vida cotidiana como para las actividades ceremoniales.
Significado
de las máscaras
Las máscaras conferían poderes sobrenaturales a quienes las
usaban, en especial a los chamanes, que las portaban durante los rituales para
invocar la ayuda de un animal o personaje mítico; asimismo, las utilizaban para
protegerse, para infundir temor o mostrar autoridad. Los chamanes podían hablar
con el espíritu que representaban y adquirir su poder y personalidad. En otras
ocasiones, la máscara se colocaba sobre la cara de un muerto, para simbolizar
que un espíritu había entrado en él.
Descripción
La máscara fue donada al Museo Nacional de Antropología por el
señor Frederick Field, coleccionista de la primera mitad del siglo XX que
atesoró piezas arqueológicas procedentes principalmente de Tlatilco y del
Occidente de México.
La máscara está modelada en barro muy fino y se le dio un buen
pulimento y acabado en negro. Representa a un animal fantástico en el que
predominan los rasgos de un mono. Las arcadas supraorbitales son pronunciadas,
lo que hace que la frente se incline hacia atrás; dos grandes perforaciones son
las órbitas de los ojos. Tiene el ceño fruncido, los pómulos salientes, la
nariz ancha, las aletas de la nariz delineadas por acanaladuras y las fosas
nasales perforadas. También tiene perforaciones en el ancho hocico, de donde
asoma sobre el labio inferior parte de la lengua, y la barbilla.
Con acanaladuras se delinearon las marcas simbólicas que cubren
las orejas y parte de los pómulos y la barba, todo ello cubierto con pigmento
rojo. Las perforaciones que se ven en el borde superior de la frente, en el
lado izquierdo y en el derecho indican que la máscara se usaba en festividades
religiosas.
Iconografía
La máscara que aquí presentamos es un bello ejemplo de la
destreza artesanal de los grupos de Tlatilco. Muestra a un animal fantástico en
el que predominan los rasgos de un mono. En el Preclásico el mono fue un animal
sagrado y en el Posclásico se le identificaba con Xochipilli, dios de la
primavera, el verano, el amor, la danza y la música.
Como parte del sistema de intercambio mesoamericano, Tlatilco
estaba relacionado estrechamente con la cultura olmeca de la costa del golfo de
México, lo cual se aprecia en la iconografía plasmada en esta magnífica
máscara. Los elementos asociados con el mono, animal común en las zonas costeras,
se combinan con elementos fantásticos y con el motivo decorativo conocido como
ílhuitl (líneas en forma de ganchos) ubicado a la altura de las orejas, de
donde surgen líneas que cubren parte de la cara. El fino acabado en negro, las
acanaladuras en la decoración y el pigmento rojo frotado también están
asociados con grupos olmecas.
Ochoa Castillo, Patricia, “Máscara ceremonial de Tlatilco,
estado de México”, Arqueología
Mexicana, núm. 89, pp. 16-17.
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