Eduardo Matos Moctezuma
La arqueología ha
podido corroborar que en la época prehispánica en el actual Zócalo no hubo
construcciones mayores. Los hallazgos de esculturas monumentales como la
Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra de Tízoc indican que éstas fueron
removidas de sus lugares originales y trasladadas después de la conquista a los
sitios en que se hallaron.
La plaza principal de la ciudad de México conocida como Plaza
Mayor o Plaza de Armas durante la Colonia y al final de la misma como Zócalo o
Plaza de la Constitución con motivo de la promulgación de la Constitución de
Cádiz en 1812, estaba prácticamente delimitada cuando la ciudad de Tenochtitlan
señoreaba entre otras ciudades antiguas asentadas alrededor del lago de
Texcoco. El plano que mandó hacer Cortés y que envió al rey Carlos V junto con
su segunda Carta de Relación,
documentos que se publicaron en Nurembeg en 1524, muestra ya con toda claridad
un gran espacio abierto con apenas un par de construcciones, al sur del gran
recinto ceremonial o plaza mayor de Tenochtitlan. A mayor abundamiento, leemos
en el mismo plano la palabra “Plaza” o “Platea” en el lugar indicado, por lo
que no se presta a dudas que por aquel entonces éste era un espacio abierto,
como quedó dicho, que se limitaba por su lado oriente con las “Casas Nuevas de
Moctezuma” (hoy Palacio Nacional); por el norte con la plataforma que limitaba
el lado sur del gran recinto ceremonial de Tenochtitlan; por el poniente con
otras construcciones, y por el sur con la acequia que corría de oriente a
poniente en ese lugar.
Se ha especulado acerca de la función que pudo tener esta plaza
ubicada en lugar tan importante. Algunos datos apuntan a su probable empleo
como espacio para asentar en ella, periódicamente, el mercado o tianguiz de Tenochtitlan. ¿Qué hace pensar en
esto? Sabemos por las noticias que nos dan tanto Bernal Díaz como el mismo
Hernán Cortés acerca del mercado de Tlatelolco, ubicado –según parece– en la
parte posterior del templo principal de aquella ciudad, es decir, fuera de su
recinto o plaza ceremonial pero cercano a ella. En el caso de Tenochtitlan,
ésta debió tener su propio mercado, máxime que durante muchos años hubo cierto
distanciamiento entre ambas ciudades mexicas, hasta que en 1473 Tlatelolco es
conquistado por el tlatoani Axayácatl. Por otra parte, la acequia
que corría al sur de la plaza servía para traer productos por medio de canoas,
práctica que duró varios siglos, además de las evidencias de que a mediados del
siglo XVI, a escasos 33 años de la conquista de la ciudad tenochca, el lugar se
utilizaba, entre otras cosas, como mercado, conforme a lo que leemos en uno de
los diálogos de Francisco Cervantes de Salazar en su célebre México en 1554.
Matos Moctezuma, Eduardo, “La Plaza Mayor o Zócalo en tiempos de
Tenochtitan”, Arqueología
Mexicana núm. 116, pp.
24-27.
• Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas,
especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH.
Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
La
Independencia en la Plaza Mayor
Sonia Lombardo
La Plaza Mayor y
sus simbólicos edificios fueron escenario de un trascendente cambio en la
historia de los mexicanos: el nacimiento de México como país independiente. La
nueva República inicia la recuperación de su historia reciente, creando una
nueva iconografía que le rinde culto a los héroes de la Independencia, y
construye un nuevo imaginario político que consolida su identidad y pronto es
socialmente reconocido.
La Plaza Mayor de la época colonial cambia su nombre al de Plaza
de la Constitución en 1813, cuando en ella se jura la Constitución de Cádiz,
que regía en España desde 1812. Era el recinto urbano más emblemático de la
ciudad de México, que albergaba los edificios de las tres instituciones
gubernamentales más importantes: el Palacio de los Virreyes al oriente, la
Catedral en el norte y, al sur, las Casas Consistoriales, sede del Ayuntamiento
o Consejo Municipal. Todos: el bello espacio urbano, los inmuebles y las
autoridades institucionales, entraron en juego y crearon ahí el escenario para
que la consumación de la Independencia se llevara a cabo. La representación en
pinturas o grabados de los eventos más relevantes serán el hilo conductor de la
narración de los hechos y sus motivaciones en este artículo. La ciudad de
México recibe el 27 de septiembre de 1821 al glorioso Ejército Trigarante. Este
acto da inicio al cambio más trascendente en la historia de los mexicanos: el
nacimiento de México como país independiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario