viernes, 28 de octubre de 2016

Tlaltecuhtli


Daniel Díaz
La imagen de Tlaltecuhtli está grabada en la base de lo que fue un cuauhxicalli, como advirtieron Jesús Sánchez y Antonio Peñafiel cuando, a finales del siglo XIX, estudiaron el monumento; desde entonces pertenece al acervo del MNA. De acuerdo con los arqueólogos Eduardo Matos y Felipe Solís, la pieza estuvo en el Convento de San Francisco de la ciudad de México en la época colonial, en donde se le usó como pileta, ya que la parte superior está excavada, lo que destruyó los relieves con motivos solares que quizás ahí hubo, incluso, en la parte inferior es notable una perforación que servía de desagüe. 
Esta imagen de Tlaltecuhtli ha sido objeto de la atención de varios estudiosos; esta breve reseña se basa principalmente en los trabajos de Eduardo Matos, Felipe Solís, Cecelia F. Klein y Nelly Gutiérrez.
 Descripción
 El cuauhxicalli, “vaso del águila”. La imagen de Tlaltecuhtli está grabada en la parte inferior del cuauhxicalli, la que se asentaba en el suelo. En el reborde de la pieza aún se ven restos de rayos solares. En las paredes que conforman el vaso fue tallada una banda de círculos que representan estrellas. Bajo esa banda se ve la representación de Venus como estrella vespertina acompañada por motivos conocidos como “ojos estelares”.
Tlaltecuhtli. Ahora se sabe que la posición de Tlaltecuhtli, señor/señora de la Tierra, es como se muestra en la imagen y no de manera descendente (cabeza abajo), como durante mucho tiempo se creyó.
Elementos solares y terrestres. Lleva una diadema, orejeras y pectoral relacionados con las deidades solares. En las mejillas tiene círculos y muestra fuertes dientes, con los que sostiene un cuchillo de sacrificios, elementos que identifican a las deidades de la Tierra. Otros elementos que relacionan la imagen con la Tierra son el cabello, que está ensortijado y en el que se ven plumones (símbolos de la muerte por sacrificio), ciempieces, alacranes, serpientes y arañas, animales relacionados con la humedad de la Tierra y la oscuridad de la noche.
Rostro garra. En cada una de las articulaciones de las extremidades de la diosa se ve el llamado rostro garra, que se compone por un cráneo facial con dientes afilados.
Cráneos. Debajo de los rostros garras se ve un cráneo con una protuberancia en donde estuvo la nariz. La protuberancia podría simbolizar un cuchillo de sacrificio. Debajo de ese cráneo se ve un adorno de plumas y cascabeles, que de acuerdo con los códices prehispánicos eran de cobre o de oro.
La cuerda del sacrificio. Junto a Tlaltecuhtli, se ve una cuerda de sacrificio con sus característicos adornos de plumas. Con esta cuerda eran atados por la cintura los sacrificados que luego eran desollados.

Adorno de la cintura. A la altura de la cintura, tiene la diosa el adorno, hecho con tiras de cuero, que identifica a las deidades terrestres femeninas, el cual pende de un cráneo sostenido por el cuerpo de una serpiente. Este adorno indica que la diosa está de espalda.
Faldellín. Se encuentra adornado con cráneos y huesos cruzados y en la parte de abajo, con unos flecos. En opinión de algunos investigadores ese faldellín era una pieza de tela de tamaño similar al de los enredos usados en algunas etnias del Centro de México y lo usaban las parteras y médicas mexicas, como se puede ver en el Códice Tudela, f. 50r.
Las garras en vez de manos y pies. En esta imagen de Tlaltecuhtli son apenas visibles las garras de los pies, en cada una de las cuales la diosa sostiene un cráneo.
Adorno del cuerpo. Tlaltecuhtli tiene el cuerpo decorado con rayas e incluso la mitad del rostro. Este adorno corporal se ve también en Thuizcalpantecuhtli, deidad asociada a Venus, y deidades de la cacería como Mixcóatl. También llevaban ese adorno algunas víctimas de sacrificio.
Díaz, Daniel, “Tlaltecuhtli”, Arqueología Mexicana núm. 100, pp. 18-19.
• Daniel Díaz. Arqueólogo por la ENAH. Iconógrafo de esta revista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario